Agricultura

Los bananeros quieren subir 5% sus exportaciones en las zonas productoras del país

Entre las principales cualidades de este subsector del agro está la mayor tasa de formalización laboral, con 44.000 empleos formales
Por:
Juan Diego Murcia
31 de enero de 2024
Víctor Manuel Henríquez, CEO de Invesmar
Alejandro Lugo/LR

Una de las frutas insignias del agro colombiano es el banano. Este alimento no solo está sembrado en más de 53.000 hectáreas en todo el país, sino que es una de las joyas en materia exportadora gracias al reconocimiento internacional que tiene el sector.

El banano está sembrado principalmente en dos zonas productoras: el Urabá y en el Caribe (La Guajira y Magdalena). En estas áreas se cultivan dos clases de variedades, el Gros Michel, que se consume en el mercado local, y la otra es la variedad Cavendish, que se usa en el exterior. Del total de producción, 95% se exporta y el restante se queda en Colombia.

LOS CONTRASTES

  • Emerson AguirrePresidente de Augura

    “Este año será de recuperación bananera, en el cual esperamos que el clima tenga una mejor presencia en nuestras zonas de producción, así como una mejor reacción de los mercados”.

  • Carlos SepúlvedaGte. de marketing de soluciones para la agricultura de Basf

    “El banano es uno de los productos agrícolas de mayor exportación, alcanzando cifras de 100 millones de cajas que equivalen a US$800 millones o US$900 millones en ventas.”

Entre las principales cualidades de este subsector del agro está la mayor tasa de formalización laboral, con 44.000 empleos formales, donde 92% son sindicalizados. “Somos una de las agroindustrias con mayor asociatividad laboral, no solo en Latinoamérica, sino en el mundo, con un total de 150.000 familias que dependemos de la agroindustria”, explicó Emerson Aguirre, presidente de Augura.

Consumo y exportaciones

Gracias a su alto valor agregado en sostenibilidad ambiental, social y laboral, su principal destino de exportación es Europa, con cerca de 67% de las exportaciones, seguido de Estados Unidos y de último está el Reino Unido.

Uno de los retos del mercado local tiene que ver con el consumo per cápita, puesto que solo se comen cuatro kilos de banano al año, mientras que en Europa asciende hasta 14 kilos. Pero el mercado de banano es muy competido y, con corte a 2023, Colombia está en el quinto lugar de exportación. En la primera posición está Ecuador, seguido de Guatemala, Costa Rica y Filipinas. Los últimos tres con valores de producción muy cercanos.

El año pasado fue retador para el sector y, aunque aún están consolidando cifras con corte a diciembre, la Asociación de Bananeros de Colombia, Augura, proyecta un decrecimiento aproximado de 5% en el rubro de exportaciones.

“Tendremos un año de recuperación bananera, en el que esperamos que el clima tenga una mejor presencia en nuestras zonas de producción. También una mejor reacción de los mercados frente al compromiso del valor agregado que tiene nuestro banano en cuanto a la sostenibilidad social, ambiental y laboral”, dijeron desde el gremio.

Para este año, el panorama pinta mejor, pues Augura cree que las exportaciones pueden crecer en 5%. “También hay que aprovechar la eficiencia que el Canal de Panamá tiene desde el punto de vista operativo y que hay una preocupación por el hermano país del Ecuador, por lo que nosotros también tendríamos una mejor oportunidad de llevar nuestro banano en mayor volumen a Europa”, dijo Aguirre.

Las amenazas del sector

El sector bananero se ha enfrentado en los últimos años a una serie de amenazas que van desde lo biológico hasta el orden público y seguridad.

“Es importante tener en cuenta que el narcotráfico ha sido, por años, un flagelo que ha hecho mucho daño al país y especialmente a la región de Urabá, generando un deterioro social y frenando el desarrollo del sector productivo. Los exportadores colombianos, así como nuestro grupo y otras empresas no han sido ajenas a esta problemática que ha dejado grandes pérdidas económicas y reputacionales para negocios de diferentes sectores económicos” explicó Víctor Manuel Henríquez, CEO de Invesmar y principal gestor del grupo empresarial GreenLand.

Y agregó: “Desde el inicio de nuestras operaciones hemos trabajado permanente y articuladamente con las autoridades locales, nacionales e internacionales como lo son la Policía Antinarcóticos, la Policía Nacional, la Armada, el Ejército Nacional, así como con los departamentos de seguridad de Estados Unidos y los delegados para el control de narcotráfico en las embajadas de Reino Unido, Francia e Italia, con el objetivo de asegurar que nuestras operaciones se realicen con total legalidad y en el marco de la regulación nacional e internacional, incluso aportando elementos que trascienden la normatividad y nos permiten blindar nuestros procesos y mitigar los riesgos”.

Solo en el caso de esta empresa, anualmente se invierte en la implementación de procesos, medidas, equipo humano y de tecnologías para la seguridad. “Durante 2023 se destinaron alrededor de $12.000 millones para estos fines y más de 90% de esta inversión, especialmente en productoras y operaciones de logística, es destinada a atacar el flagelo del narcotráfico”, dijo Henríquez.

Otro de los grandes restos tiene que ver con el aspecto biológico. En 2019, a Colombia llegó el Fusarium R4T, una enfermedad que afecta las plantaciones de banano y plátano, la cual produce marchitamiento y muerte de las plantas.

En agosto de ese año se registró el primer caso en la zona de La Guajira, aumentado su capacidad de presencia en tan solo 200 hectáreas de las 53.000 hectáreas que en Colombia plantadas. En Urabá, que es uno de los principales centros de producción del país, esta enfermedad no se ha reportado, gracias a los estándares de bioseguridad e inocuidad. Y esto es gracias a esfuerzos gremiales y de entidades como el ICA, enfocados en controlar los focos de fusarium para erradicar la enfermedad de los predios afectados.

El dato

El 95% de la producción de banano se exporta, mientras que solo 5% se queda en el mercado colombiano.

Una de las empresas bananeras de Colombia de mayor tradición es Banacol, la cual opera en el Urabá antioqueño desde hace más de 40 años. Hoy, hace parte del holding empresarial Grupo GreenLand, que cuenta con diferentes líneas de negocio y que envió en 2023 alrededor de 14,1 millones de cajas de banano. Víctor Manuel Henríquez, CEO de Invesmar y principal gestor del grupo, destacó su labor social y el crecimiento de los últimos años.

¿Qué es Grupo GreenLand?

Somos un grupo agroindustrial certificado como carbono neutro, comprometido con la evolución y el crecimiento a partir de aprendizaje constante, con las capacidades para crear y operar negocios en el agro.

¿Cuáles son las unidades de negocio de la compañía?

Contamos con cuatro líneas de negocio, y la primera de ellas es de producción agrícola, con las compañías productoras de banano (Banacol) y aguacate (Wakate), enfocadas en un cultivo agro sostenible de alimentos saludables.

La segunda unidad de negocio es la industrial, que incluye la fabricación de insumos plásticos (Agriplast) y cartón (Cordarién). Existe una tercera de servicios, a través de nuestro operador portuario (CFS Logistics) que presta servicios a las empresas del grupo, líneas navieras y terceros del agro en la región de Urabá, y Control B, negocio enfocado en la sanidad vegetal de los cultivos a través de aspersión aérea y del desarrollo de bioinsumos cuyo agente activa hongos y bacterias biocontroladores de origen nativo.

Finalmente, contamos con la unidad inmobiliaria, una línea desde donde se manejan los activos inmobiliarios del grupo.

¿Cuántas fincas y hectáreas son de Banacol?

Banacol es una compañía certificada carbono neutro, cuenta con 36 fincas y más de 5.600 hectáreas netas para producción propia. Tenemos más de 4.100 empleados directos y exportamos 14,1 millones de cajas de banano y 770.000 de plátano provenientes de 550 pequeños productores de la región.

¿Cómo van las cifras de Wakate, la empresa de hass?

Wakate es nuestro negocio de aguacate hass que nació hace más de cuatro años con ADN sostenible. Nuestro cultivo está ubicado en el departamento de Caldas, una ubicación estratégica para este cultivo, ya que sus condiciones climáticas permiten cosechar fruta durante gran parte del año. Tenemos 240 empleados y también es una empresa certificada carbono neutro. Contamos con 1.118 hectáreas de producción propia, 1.347 hectáreas destinadas a la conservación, que equivalen a 54% del área total de la finca, 23.350 árboles nativos sembrados en tres años, de los cuales 1.400 de ellos de la mano de la comunidad en línea con el plan de reforestación.

¿Cómo le fue al holding empresarial en 2023?

Es importante resaltar que muchos de los negocios del Grupo están en fase de inversión y/o implementación, por lo que los mayores resultados podremos verlos en el mediano plazo.

¿Tienen planeadas inversiones en otros negocios?

Como parte de nuestras proyecciones de este año seguiremos capitalizando oportunidades de mercado e incursionar en nuevos negocios del agro como el limón Tahití, con el cual esperamos sembrar 500 hectáreas en 2024 en la región de Caldas y con el que proyectamos generar más de 130 empleos directos y 400 indirectos.

Estamos en exploración de cultivos de interés como palma y plátano propio, este último donde desde hace más de cuatro décadas venimos apoyando a 550 pequeños productores de Urabá, a través de compra, comercialización y exportación de su cosecha.

Desde Control B seguiremos fortaleciendo nuestro laboratorio de biotecnología a través del cual desarrollamos bioinsumos cuyo agente activo son hongos y bacterias biocontroladores de origen nativo.

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