Agricultura

El aporte económico y social en los Llanos Orientales de la comunidad de menonitas

Los menonitas que habitan en la Orinoquía son en su mayoría mexicanos, aunque hay un pequeño porcentaje de canadienses
Por:
Juan Diego Murcia
14 de noviembre de 2023

En 2016, en cercanías a La Cristalina, una vereda de Puerto Gaitán ubicada en el Meta, llegaron a Colombia miembros de la comunidad menonita asentada en México, en búsqueda de mejores oportunidades y de un lugar con las condiciones óptimas para desarrollar sus sistemas agrícolas.

Ese año llegaron tres familias y en 2017 migraron otras 18, según contó Nicolas Wall, uno de los dos líderes de la colonia. Hoy, ya hay entre 160 y 170 familias, las cuales habitan entre las fincas Liviney, Australia y San Jorge.

La mayoría de las familias asentadas en la altillanura provienen de México, país donde existen al menos 40.000 hogares de menonitas, pero hay un pequeño porcentaje de algunos que vienen de Canadá.

Como sus raíces son alemanas, hablan un dialecto germano y tienen como lengua el alemán europeo. Dependiendo de donde se encuentran ubicados, su tercera lengua es la del país donde nacen, por lo que las personas que viven en Liviney también hablan español.

Tradicionalmente es una comunidad que tiene vocación agrícola, por lo que conocen desde muy temprana edad cómo trabajar la tierra. Gracias a eso, desarrollaron una de las producciones de cereales más importantes en la región, superando a grandes compañías agropecuarias como La Fazenda.

LOS CONTRASTES

  • Klass Wall, líder de la comunidad menonita en los Llanos Orientales
  • Klass WallLíder de la comunidad menonita en los Llanos Orientales

    “El mantenimiento de las vías es totalmente interno, no tenemos apoyo de ningún lado. Todos los granos que producimos se quedan en el país, para el mercado local”.

  • Arturo Dajud, gerente iniciativa Soya Maíz
  • Arturo DajudGerente de la iniciativa Soya Maíz, Proyecto País

    “Los menonitas son personas que se vinieron a Colombia a vivir y producir en el campo en una zona en donde nadie vivía. Es un modelo de pequeño y mediano productor asociado”.

Hay que aclarar que no todas las tierras que están ubicadas en el área en el territorio que habitan son de ellos, de hecho, tienen vecinos colombianos dedicados a la ganadería y existen algunos lotes de predios que son arrendados a habitantes de la región.

Proyectos e infraestructura

A diferencia de lo que se piensa, estos menonitas están abiertos a recibir personas que no son de la comunidad y tienen un hotel dentro de sus instalaciones. Incluso, algunos tienen proyectos de construcción de restaurantes para los visitantes del lugar. “Este lugar va a ser un éxito: acá llegan 10.000 tractomulas anualmente que transportan concentrados, nuestra producción, entre otras cargas”, dijo Abram Loewen, habitante de Liviney y quien lidera el proyecto del restaurante, que estará listo a finales de noviembre.

Algunos tienen empresas para elaborar canales, tejados y maquinaria básica para el agro, como pulidoras, lastras, entre otras. “Nosotros solos no vamos a avanzar, necesitamos la experiencia y el trabajo de los colombianos, por eso acá hay muchos trabajadores locales en Liviney. Generamos empleo”, explicó el líder Wall.

La comunidad menonita desarrolló toda la red vial que está dentro de sus propiedades, la cual fue construida por colombianos. También invirtieron miles de dólares en más de 50 km de red eléctrica, que usan diariamente desde el aire acondicionado de sus viviendas hasta la energía necesaria para la agricultura.

El mantenimiento de las vías es totalmente interno, no tenemos apoyo de ningún lado. Todos los granos que producimos acá, se quedan en el país, es para el mercado colombiano”, dijo Wall.

Las viviendas donde habitan, diseñadas con un estilo americano, fueron hechas por trabajadores locales, aunque dentro de la comunidad existen personas que también trabajan en otras áreas como carpintería o diseño de muebles.

La estructura societaria

La comunidad de los Llanos Orientales tiene un sistema democrático, en el que nombran dos líderes que son propuestos por los mismos menonitas, en periodos de cuatro años, pero de manera intercalada, por lo que no trabajan juntos los cuatro años, sino solo dos. Para poder tener voto, es necesario estar casado y así poder representar a la familia dentro de la comunidad.

Aunque esos líderes tienen que tener la documentación al día de los predios, hacer el manejo de recursos para el mantenimiento de las vías, cumplir con los impuestos de las fincas, no reciben un pago adicional.

Cada enero hacen una reunión para hacer el presupuesto del año y revisar impuestos dentro de la finca. “El valor se paga por hectárea, con un precio base que definimos, es decir, quien más tiene tierra, más pagará”, explicó Loewen.

Con este modelo el valor de la tierra es el mismo, pero se modifica el precio a pagar con base a la extensión que cada uno de los pequeños o medianos productores posee.

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