Agricultura

Apuesta por semillas autorizadas para fortalecer seguridad alimentaria y productividad agropecuaria

En Colombia hay solo 15 cultivos con semillas certificadas y más de 1.000 especies clasificadas como semillas seleccionadas, entre las que están hortalizas, flores, aromáticas, forestales y otros cultivos.
10 de octubre de 2025
Corteva

En un contexto marcado por el cambio climático, la presión sobre los recursos naturales y la aparición de nuevas plagas, el uso de semillas de calidad se ha consolidado como uno de los pilares fundamentales de la competitividad agrícola y la seguridad alimentaria en Colombia. La Asociación Colombiana de Semillas y Biotecnología (Acosemillas) destacó la relevancia de fortalecer tanto la legalidad como la innovación dentro de este sector clave.

Según Leonardo Ariza Ramírez, gerente general de Acosemillas, toda mejora en productividad, innovación y competitividad comienza con la calidad de las semillas. “Sin semillas legales y de calidad, adaptadas a nuestras realidades regionales, no hay producción sostenible ni seguridad alimentaria”, enfatizó Ariza.

Colombia cuenta con más de 1.000 especies clasificadas como semillas seleccionadas, que incluyen hortalizas, flores, aromáticas y otros cultivos. En 2024, según el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), se sembraron más de 460.000 hectáreas de maíz, 500.000 de arroz y 50.000 de soya, con una producción que supera los seis millones de toneladas en estos tres cultivos clave, todos ellos realizados con semillas certificadas.

Sin embargo, destaca Acosemillas, hay cultivos donde la adopción de semillas certificadas sigue siendo baja. En papa, por ejemplo, solo el 10% de las 109.000 hectáreas sembradas se hace con semilla certificada; en soya, el porcentaje es de apenas el 12% en las 93.200 hectáreas sembradas, y en arroz, solo el 22% de las 631.071 hectáreas sembradas utiliza semilla certificada. En contraste, cultivos como el maíz y el algodón utilizan un alto porcentaje de semillas certificadas: 87,5% de las 342.966 hectáreas sembradas de maíz (95% en maíz tecnificado y 80% en maíz tradicional) y 80% de las 12.000 hectáreas sembradas de algodón en 2024.

Aunque Colombia produce el 85% de las semillas certificadas de manera local, según datos del Ministerio de Agricultura, aún existe una dependencia de las importaciones para variedades especializadas o híbridos que no se desarrollan en el país. Este balance entre producción nacional e importación es esencial para garantizar la soberanía alimentaria y la competitividad agrícola del país, además de permitir la adaptación a los efectos del cambio climático.

El desafío de la desigualdad en el acceso a la innovación

Desde Acosemillas se alertó sobre la desigualdad en el acceso a la innovación, especialmente entre los pequeños productores, quienes aún están excluidos del acceso a semillas certificadas y tecnologías avanzadas. “La brecha no es técnica, es estructural. Cerrar esa brecha es una decisión política”, señala Ariza.

La ilegalidad en el uso de semillas no certificadas, muchas veces de origen incierto, también pone en riesgo la sanidad vegetal, reduce los rendimientos y expone a los productores a pérdidas significativas. “La informalidad no puede seguir siendo la norma”, subraya el gerente de Acosemillas.

El cambio climático y amenazas como sequías prolongadas, lluvias extremas y plagas emergentes han alterado las reglas del juego para la agricultura. La única respuesta viable, dice el gremio, es acelerar el desarrollo y la adopción de variedades más resilientes, adaptadas y saludables. Sin embargo, la falta de un marco legal claro, la débil protección de la propiedad intelectual y la escasa inversión en investigación limitan la competitividad del sector.

Acosemillas hizo, además, un llamado a crear un entorno normativo moderno, estable y confiable que impulse la innovación dentro de la industria semillera. También destacó la necesidad de ampliar el acceso a semillas autorizadas y biotecnológicas, con el objetivo de que ningún agricultor quede atrás en el proceso de modernización.

Con el fin de cerrar las brechas y asegurar el futuro del sector, Acosemillas propuso una hoja de ruta con prioridades estratégicas: fortalecer la legalidad y transparencia, combatir la piratería, dignificar el comercio de semillas, proteger al productor con información clara y trazabilidad, y fomentar la inversión. Es esencial, además, que el Estado, la academia y el sector privado trabajen juntos bajo una visión compartida.

Por su parte, el ICA ha instado a los agricultores a comprar semillas e insumos agropecuarios en establecimientos registrados oficialmente, y a consultar las resoluciones que fijan las fechas de venta y siembra autorizadas. “Con semillas autorizadas se pueden lograr rendimientos significativamente más altos, mejor resistencia a enfermedades y plagas, y una mayor eficiencia en el uso de recursos como agua y fertilizantes”, destacó Ariza.

El país, siguen destacando desde Acosemillas, tiene la oportunidad de posicionarse como un líder regional en producción agrícola sostenible, aprovechando su diversidad de suelos, climas y ecosistemas. "Para ello, es fundamental fortalecer los mecanismos de innovación, legalidad y apoyo al agricultor, especialmente a través de la coexistencia armónica de semillas nativas y criollas, semillas mejoradas por métodos convencionales, y variedades biotecnológicas".

 

Beneficios LR Más

CONOZCA LOS BENEFICIOS EXCLUSIVOS PARA NUESTROS SUSCRIPTORES
SUSCRIBIRSE

MÁS CONTENIDO DE AGRICULTURA