Esta es la gran problemática que se esconde detrás de las macrogranjas en Europa

Una reciente investigación prendió las alarmas frente al crecimiento descontrolado que está teniendo la ganadería industrial en Europa, centrándose en España como el centro de la problemática. El estudio, que está basado en datos que fueron recolectados por AGtivist, afirmó que en la actualidad la Unión Europea alberga cerca de 22.263 macrogranjas de pollos y cerdos, con más de 516 millones de animales que son criados en condiciones de ganadería intensiva.

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De este total, España es quien está mostrando el crecimiento más agresivo, con 1.237 nuevas explotaciones industriales abiertas en la última década. Las granjas industriales europeas incluyen 10.862 macrogranjas avícolas con mínimo 40.000 aves por instalación y 8.854 granjas porcinas que tienen 2.000 cerdos cada una, y de estas 2.547 se dedican a la cría. Pero el problema de todo esto recae en que no solo amenaza el bienestar animal, ya que también es un peligro para la salud humana y del medio ambiente.

Aunque sin duda las macrogranjas son lo que está llevando la parada en la actualidad, detrás de cada una de las estadísticas se esconde una realidad que para muchos es preocupante, debido a que diversas investigaciones vienen demostrando el gran sufrimiento al que se ven enfrentados los animales en estas instalaciones industriales. Pues organizaciones como AnimaNaturalis demostraron que allí los cerdos sufren de canibalismo, gangrena y heridas abiertas. En cuanto a las cerdas que se encuentran en gestación, son encerradas en jaulas metálicas con poco espacio, lo que les impide cualquier tipo de movimiento.

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Por otro lado, la organización Essere Animali documentó que la realidad no es muy diferente, gracias a que en Italia los pollos son encerrados entre sus propios excrementos e incapaces de mantenerse en pie, reflejando que este modelo intensivo de producción está lleno de crueldad. Frente a esta situación, diferentes organizaciones invitan a la acción de la ciudadanía para así poder frenar la expansión desmedida, tanto en Europa como en todo el mundo, donde cada vez es más importante que las granjas sean sostenibles y libres de crueldad animal.