CorpoCampo lleva el açaí colombiano desde Estados Unidos hasta el Líbano

Más de 3.000 hectáreas de cultivos ilícitos, con un plan sostenible basado en la producción de alimentos como el açai y los palmitos, ha logrado sustituir Corpocampo, una compañía que se ganó el Premio al Exportador que entregó la Alianza del Pacífico la semana pasada y que lleva sus productos desde Estados Unidos hasta el Líbano.

Édgar Montenegro es la persona detrás de esta empresa que nació hace 15 años y que emplea a 1.200 familias, incluyendo a 240 mujeres cabeza de familia en regiones como Guapi, Buenaventura, Tumaco y Puerto Asís. “Nacimos como una necesidad de ayudar a los campesinos en el sur de Colombia, en el Putuyamo y la Costa Pacífica y volvernos un aliado para desarrollar los productos que vienen de la sustitución de cultivos”, dice.

CorpoCampo ya tiene ventas cercanas por US$4 millones al año y, además de Estados Unidos y el Líbano, también envía sus productos a México, Chile, Japón, Australia, Nueva Zelanda y países de la Unión Europea. Del total de sus ingresos, 65% lo logra gracias a las ventas externas y, por ahora, el palmito es el producto que más rentabilidad les deja.

No obstante, Montenegro asegura que el açai es el que más potencial tiene hacia el futuro, debido a las bondades para la salud que tiene su consumo. Los productos de CorpoCampo, incluso, ya se encuentran en tiendas Carrefour en Francia y en almacenes del Grupo Casino. “Nos hemos vuelto una empresa ancla. Cogemos el producto, le damos transformación y lo vendemos en el mercado”, resaltó el gerente.

En total, la firma cuenta con cuatro fábricas en Guapi, Tumaco, Buenaventura y Puerto Asís, donde también están empezando a fabricar productos con leche de coco para diversificar sus mercados. Es más, en medio de este proceso, de incluir nuevas fuentes de ingreso, CorpoCampo ya tiene tiendas para entregarle el producto final al consumidor.

Los locales Akaira - Bendito Açaí tienen seis puntos en Bogotá y Medellín, con un modelo que también planean exportar a Estados Unidos. “CorpoCampo es una empresa admirable. Ellos participaron en 2014 y 2016 en la macrorrueda de la Alianza del Pacífico. Es una empresa que tiene un pacto social muy interesante”, resaltó Juliana Villegas, vicepresidenta de ProColombia.

Según las cifras de la empresa, 80% de las ventas va para las comunidades con las que trabajan, mientras que el 20% restante se reinvierte en la compañía.

Montenegro resalta que generan empleo en zonas donde la violencia y la pobreza han causado estragos y le dan una oportunidad de trabajo a los campesinos que muchas veces encuentran en la coca un producto más rentable. “Siempre compramos el producto. Es nuestro compromiso con ellos y una filosofía de vida que tiene la corporación: si produces el producto, yo te lo compro”. Paulo Carreño, presidente de ProMéxico, coincide en que el proceso de paz ayudará al crecimiento económico de estas empresas.