En el Día Mundial de las Tortugas Marinas, así va la lucha en el país por su supervivencia

Este 16 de junio se conmemora el Día Mundial de las Tortugas Marinas, fecha que busca sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad urgente de proteger a una de las especies más antiguas del planeta.

Es importante tener en cuenta que las tortugas marinas desempeñan un papel crucial en los ecosistemas marinos, contribuyendo al equilibrio y la salud de playas, arrecifes y praderas marinas. En Colombia habitan cinco de las siete especies reconocidas a nivel mundial: tortuga verde, caguama, carey, laúd y olivácea. Además, se presume que la costa Pacífica podría albergar una sexta especie: la tortuga negra, según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Aunque su importancia ecológica es ampliamente reconocida, estos animales enfrentan múltiples amenazas, entre ellas el cambio climático, la contaminación marina, la sobrepesca, el turismo no regulado y el tráfico ilegal de especies. De acuerdo con el Libro Rojo de Reptiles de Colombia, tres especies de tortugas marinas están en peligro crítico de extinción, una en peligro y tres se consideran vulnerables.

A propósito de este día, Paula Valencia, médica veterinaria y directora de la Especialización en Medicina de Fauna Silvestre de la Fundación Universitaria San Martín, alertó sobre la persistencia de prácticas como la caza furtiva de adultos, la recolección de huevos y la comercialización de caparazones —especialmente de la especie carey—, así como la interferencia humana en zonas de anidación por actividades turísticas y pesqueras.

“Una de las características más fascinantes de las tortugas marinas es su capacidad de orientación: realizan migraciones de miles de kilómetros para regresar al mismo lugar donde nacieron y reproducirse. Además, son excelentes bioindicadores: su declive evidencia el deterioro general del entorno marino”, explica Valencia.

A este panorama se suma una amenaza menos visible, pero potencialmente devastadora: el aumento de las temperaturas globales, derivado del cambio climático, está alterando el equilibrio poblacional de estas especies. ONG´s como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, afirman que la temperatura a la que se incuban los huevos determina el sexo de las crías —temperaturas más altas generan más hembras—, lo cual pone en riesgo la viabilidad genética a largo plazo.

A pesar del panorama preocupante, no todo está perdido. Envarias regiones de Colombia como La Guajira y el Golfo de Urabá, comunidades indígenas y afrodescendientes han comenzado a liderar iniciativas de conservación, pasando de prácticas extractivas a programas de educación ambiental y turismo comunitario sostenible, generando ingresos y apropiación del territorio a través de la protección de las tortugas marinas.

Valencia, además, hizo un llamado a la acción desde lo cotidiano incorporando las diferentes acciones:
● Reducir el uso de plásticos, que son confundidos como alimento por las tortugas, provocando obstrucciones intestinales potencialmente mortales.

● Evitar el uso de luces artificiales en playas de anidación, ya que desorientan a las crías en su camino al mar.

● Practicar un turismo sostenible, que respete los ciclos naturales y promueva la educación ambiental entre los visitantes.

● Denunciar la caza y el comercio ilegal, y abstenerse de adquirir productos derivados de tortugas marinas.

● En Colombia existe un Programa Nacional para la Conservación de Tortugas Marinas y Continentales que, con el apoyo interinstitucional y la participación comunitaria, busca garantizar su supervivencia. Pero su éxito depende también del compromiso ciudadano.

● Conservar a las tortugas marinas no es sólo preservar una especie: es proteger los equilibrios vitales de nuestros océanos, reconocer el valor cultural de nuestra biodiversidad y asumir una responsabilidad compartida con las generaciones futuras.