Agro

La encefalitis equina venezolana, una patología con alta tasa de mortalidad en caballos

La vacunación es la mejor manera de prevenir, en especial en zonas de riesgo ubicadas a 1.500 metros por debajo del nivel del mar
Juliana Trujillo Velásquez
13 de enero de 2023
Caballo Pinto Americano
Caballo Pinto Americano

Según el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), la encefalitis equina venezolana (EEV) es una enfermedad zoonótica de origen viral, transmitida por mosquitos, es de amplia distribución geográfica. Puede producir epidemias caracterizadas por el desarrollo de síndromes neurológicos con capacidad de afectar tanto a los équidos (equinos, asnales y mulares) e incluso a los humanos.

De acuerdo a datos de la Organización Panamericana de Salud, la última epidemia registrada de esta enfermedad ocurrió en 1995, afectando a la región centro-occidental de Venezuela y la Guajira colombiana, con 85% de mortandad en los animales afectados. En informes de la misma entidad, se destaca que, la EEV se asocia a grandes epizoodemias, las cuales ocurren de forma intermitente o esporádica desde la década de 1930, extendiéndose a casi todo el continente.

En la región de las Américas, esta afecta a países como Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil, Surinam, Trinidad y Tobago, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Belice, Cuba, El Salvador, Guatemala,
República Dominicana, México y parte de Estados Unidos.

"Es una enfermedad transmitida por un virus que puede causar un índice alto de mortalidad en los caballos. Tiene un componente zoonótico; es decir, puede ser transmitida a los humanos", explicó Andrés Ocejo, funcionario del ICA. Se transmite a través de vectores que en este caso son mosquitos picadores, estos, al encontrar población no inmunizada, infectan a los animales. Cabe aclarar que, la patología se presenta de manera cíclica y puede producir epizootias y epidemias combinadas.

Los principales síntomas en los équidos son de orden neurológico, por ejemplo, presentan falta de coordinación o pueden caminar en círculos, cojeras, caídas o recumbencia, convulsiones, e incluso una presentación fatal con muerte. "Zonas por debajo de los 1.500 metros por debajo del nivel del mar presentan un mayor riesgo, por eso, allí es vital realizar el proceso de vacunación en los establos", aseguró. También puede presentarse fiebre alta, de más de 40 grados centígrados. Según el experto, si se corta la profileración de los insectos vectores, y se realiza la adecuada vacunación, se estaría garantizando el interrumpir la cadena epidemiológica de la enfermedad.

Esta es una enfermedad que puede generar pérdidas económicas para el sector rural, pues los équidos son utilizados para tareas como el transporte en los pequeños sistemas productivos. Para prevenir, se recomienda evitar la llegada de mosquitos, eliminando las áreas donde se puedan acumular aguas residuales. Si llega a identificar un síntoma, es fundamental avisar a las autoridades sanitaria. "La vacuna se pone cada dos años, los propietarios deben estar pendiente hacer las jornadas de revacunación", indicó.

Cabe resaltar que, en 2022, profesionales del ICA adelantaron jornadas de vacunación en el departamento de Santander para fortalecer la prevención y el control. La campaña se llevó a cabo, precisamente, en zonas por debajo de los 1.500 metros sobre el nivel del mar, y se realizó en equinos, mulares y asnales.

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