Tal como lo advirtió la semana pasada el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam), la probabilidad de que ocurra un Fenómeno de La Niña en Colombia es de 76% y este se presentaría en el último trimestres de 2016.
Esto significa que El Niño llegó a su fin y pasamos rápidamente de un calentamiento a un enfriamiento del ambiente para el que no estamos preparados.
Un Fenómeno de La Niña es mucho más traumático que el de El Niño dadas sus consecuencias como deslizamientos de tierra y crecientes súbitas.
Un ejemplo de ello es el estudio de “Valoración de daños y pérdidas, Ola Invernal en Colombia 2010-2011” realizado por la Cepal, el DNP y el BID.
Allí se muestra de qué manera en aquella época 67,7% de los hogares reportaron pérdidas agropecuarias: 480.000 familias en cultivos y 155.000 en bosques.
“En crianza y aprovechamiento animal, 153.000 hogares presentaron pérdidas de ganado vacuno; 184.000 perdieron sus cerdos; 275.000, aves; 58.000, peces; 92.000, caprinos y 87.000, otras especies menores”, dice el informe.
Las zonas más afectadas en aquella época por pérdidas en número de cultivo y animales muertos fueron Bolívar, Magdalena, Cauca, Córdoba, Nariño.
Ahora, las lluvias registradas en mayo de este año cercanas a la Región Caribe y a la Andina nos advierten lo que está por llegar. Por lo que, la agricultura debe activar los planes de prevención frente a más precipitaciones y ante un eventual nuevo fenómeno climático.
Debemos empezar la tarea por la limpieza de las cuencas y pequeñas quebradas cercanas a las fincas, pues con el incremento de las precipitaciones se han desbordado. También hay que limpiar ductos y cañerías.
Alejandra Solano
Editora de Agronegocios