Agro

Alimentos contaminados afectan a 10% de la población y al crecimiento económico

Los riesgos transmitidos por los alimentos pueden ser de naturaleza microbiológica, química o física y con frecuencia son invisibles a simple vista.
Analista LR
Por:
José González Bell
14 de agosto de 2019

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, la inocuidad de los alimentos es la ausencia de niveles seguros o aceptables de peligro que pueden dañar la salud de los consumidores.

Los riesgos transmitidos por los alimentos pueden ser de naturaleza microbiológica, química o física y con frecuencia son invisibles a simple vista, bacterias, virus o residuos de pesticidas son algunos ejemplos.

Cifras de la entidad indican que se estima que 600 millones de personas se enferman por comer alimentos contaminados (aproximadamente una de cada 10 personas en el mundo) y 420.000 personas mueren al año por esta causa. Además, estimaciones recientes indican que el efecto de los alimentos nocivos cuesta a las economías de ingresos bajos y medios alrededor de US$95.000 millones en pérdidas de productividad al año.

Por todo lo anterior, entidades gubernamentales, empresas y pequeños productores relacionadas con el sector agrícola deben ayudar a prevenir, detectar y gestionar los riesgos transmitidos por los alimentos, contribuyendo a la seguridad alimentaria.

Además, los productores deben saber que para entrar a nuevos mercados se deben cumplir con una normatividad que busca la inocuidad y salubridad de los alimentos. Los consumidores, a su vez, han venido mejorando constantemente sus conocimientos en torno a las condiciones que debe cumplir un producto para el consumo humano.

Para el director del programa de economía del Politécnico Gran Colombiano, Sebastián Chacón, la inocuidad es un elemento esencial para la calidad de vida de las personas. Además, es el factor principal para el comercio mundial de alimentos.

“Debe ser un compromiso por parte del Gobierno de cada país, además de los productores y los consumidores velar por la inocuidad”, expresó.

En Colombia están las Buenas Prácticas Ganaderas, que son un sistema de aseguramiento de calidad e inocuidad en la producción primaria de carne de ganado y las Buenas Prácticas Agrícolas van desde la siembra del cultivo hasta la cosecha de los productos.

En el primer caso, se deben realizar ciertas tareas para asegurar la inocuidad como que el responsable del predio debe informar al Instituto todos los ingresos y salidas de bovino; todos y cada uno de los animales de la finca deben tener una identificación individual; se deben proteger y mantener las fuentes de agua y realizar monitoreos periódicos de la calidad del agua para consumo y; capacitar a los trabajadores en temas como higiene, seguridad y riesgos ocupacionales, manejo de alimentos para animales, manejo animal, bioseguridad y uso de medicamentos veterinarios y plaguicidas.

Por su parte, en las Buenas Prácticas Agrícolas se deben realizar un análisis de las características fisicoquímicas y microbiológicas del suelo de su unidad productiva. Además, se debe evaluar las características agroecológicas de la unidad productiva para determinar si son favorables para el cultivo que se va a sembrar y se buscan los peligros que se pueden presentar.

Olga Marín, jefe de laboratorios Uniagraria, expresó que “Colombia está muy cruda debido a que no hay control en materia de calidad de inocuidad entre el productor y el consumidor. Ejemplo de ello son las frutas, las hortalizas y los tubérculos, que salen directamente del agricultor a la plaza de mercado sin los controles necesarios”.

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