Humedad de 90% aumentaría el riesgo de enfermedad del cogollo en la palma en 85%

Si hay una enfermedad que afectó de manera dramática a la producción de la palma de aceite fue la pudrición del cogollo, una patología que daña los tejidos de esa zona de la palma y permite que otros microorganismos entren al cultivo.

Coldesa fue la primera plantación grande de palma de aceite que fue destruida por la pudrición del cogollo en Colombia. En los años 70 se perdieron más de 5.000 hectáreas en este lugar y toda la palma africana murió, pero los híbridos quedaron vivos.

Luego llegó la devastación causada por el cogollo en Tumaco, donde se perdieron 35.000 hectáreas de este cultivo. “No había muchas actividades viables lícitas y el impacto social fue tremendo, o se cambiaba de cultivo o se cambiaba de actividad económica”, explicó Hernán Mauricio Romero, director de investigación de Cenipalma.

Cuando se estaba empezando con esta nueva especie en Tumaco, vino la pudrición en la Zona Central, en Puerto Wilches, allá se perdieron cerca de 50.000 hectáreas, y empezó a coger más fuerza y nació el híbrido interespecífico de manera más difundida. “Nos dimos cuenta que era un cultivo nuevo, y hoy en día hemos hecho mucha investigación y logramos que produjera mucho más”.

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Por su importante impacto en la producción palmera, Carlos Mauricio Rivera Lozano, magíster en ciencias agrarias con énfasis en fitopatología de la Universidad Nacional de Colombia (Unal), desarrolló una investigación en la que hizo un análisis de los genotipos ténera e híbridos en Tumaco y Villavicencio, que reveló por qué las condiciones del clima son un factor de riesgo crucial en la palma de aceite.

Los resultados son impactantes, ya que, si la humedad de la planta está por encima de 90%, tiene 85% de probabilidad de riesgo de que la pudrición del cogollo se desarrolle, situación similar cuando durante un bimestre o un trimestre las lluvias alcanzan los 25 mm.

“En el estudio encontramos que el riesgo de afección del cultivo de palma de aceite por pudrición de cogollo en Tumaco era tres veces mayor que en Villavicencio, lo cual obedece en gran medida a que en el municipio nariñense llueve casi todo el año, por lo que la humedad es alta, mientras que en Villavicencio llueve solo unos meses”, explicó.

Rivera Lozano explicó que cuando está lloviendo con frecuencia, si los agricultores tienen herramientas como el fluviómetro, podrían diseñar estrategias que drene a tiempo para evitar dicho impacto en la plantación.

En total, fueron evaluados 16 genotipos, de los cuales siete eran de ténera y nueve de híbridos; mientras que los primeros tienen una alta susceptibilidad a esa condición, los segundos tienen alta tolerancia.

Por medio de un software libre y métodos computacionales, con la información recopilada por el investigador se analizaron variaciones climáticas para establecer como factor de riesgo la influencia de los factores climáticos en la presencia de esa patología.

“Los resultados son un ejemplo de cómo meterle ciencia al campo para plantear propuestas de prevención que favorezcan a los grandes y pequeños cultivadores de palma”, explicó.