Casa de campo Daniella P. Rodríguez

La palma es del pequeño y mediano productor

12 de junio de 2024
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Además de ser uno de los cultivos más rentables, su rendimiento no depende de su escala. La palmicultura es una de las actividades del agro que, por decirlo de alguna manera, carga con más estigmas que todas. El primero, y el más difundido, es su impacto de deforestación.

El crecimiento en la demanda mundial de aceites vegetales en las últimas décadas ha llevado a un drástico aumento en el área de tierra sembrada con palma de aceite.

Especialmente en el Sudeste Asiático, el auge de la palma de aceite ha contribuido al crecimiento económico, pero también ha generado críticas sobre sus efectos ambientales y sociales negativos.

En Colombia, a diferencia del Sudeste Asiático, la expansión del cultivo de palma de aceite se ha producido en tierras previamente transformadas o utilizadas bajo otro sistema productivo, por lo que sus consecuencias ambientales son considerablemente menores.

Para confirmarlo, Fedepalma, junto a Cenipalma, describió el sistema productivo colombiano a través de la compilación de diversos estudios relacionados con el balance de carbono, la huella hídrica y la conservación de la biodiversidad.

Los resultados de este análisis señalan que el agro ecosistema de la palma de aceite es similar a un bosque, no solo por su naturaleza perenne, sino también por su respuesta eco fisiológica a escala de ecosistema, sobrepasando incluso los niveles de fotosíntesis, producción de oxígeno, acumulación de biomasa y carbono.

Adicionalmente, la evidencia muestra que la palma de aceite en Colombia no reemplaza (ni reemplazó) bosques tropicales, tiene un impacto reducido sobre el agua y el aire y no agota la biodiversidad. Aquí va un mito abajo.

La palma tiene muchas aristas, pero me centraré en que pertenece a un cultivo de pequeños productores, y no solo en Colombia. De hecho, cerca del 50% de la tierra sembrada con palma de aceite en el mundo es administrada por pequeños productores, que reúnen entre ocho y nueve hectáreas.

Pero Colombia, además liderar la actividad por parte de la fuerza de menor escala en extensión, tiene la hectárea de oleaginosa más productiva del planeta. Una de estas sembrada produce entre seis y 10 veces más aceite que las demás, lo que hace al país escalarlo en el puesto número cuatro de productores del mundo, y el primer en América. Sin embargo, no es que la palma no cause deforestación, sino que en Colombia, el escenario cambia a partir de las actividades que se realicen en esa misma zona sembrada.

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