
Colombia avanza hacia una transformación en su sector ganadero. Impulsada por el conocimiento científico, la experiencia de campo y un creciente compromiso ambiental, necesario y fundamental en estos tiempos, la ganadería sostenible y regenerativa se posiciona fuerte.
Esta nueva visión de la ganadería es una respuesta concreta a desafíos que enfrentan hoy los productores: suelos degradados, altas inversiones en insumos, escasez de agua y una creciente presión por reducir el impacto ambiental de la actividad ganadera. Tal vez el mejor resumen de este sistema lo hace Felipe Devis Posada, ingeniero agrónomo, experto en ganadería sostenible y regenerativa.
“Esto va mucho más allá de una simple idea. Una idea puede ser algo puntual, como decir: ‘voy a combinar turismo con ganadería regenerativa en una reserva natural’. Pero lo que propongo es un enfoque holístico e integrado, donde todo está conectado. Es comparable a cómo funciona la evolución: nada es aislado, todo está relacionado. Descubrí que la naturaleza, si se entiende y se respeta, es tan sabia que puede ofrecer todo lo necesario para producir de forma sostenible”.
Esta visión parte de un principio claro: si el suelo está vivo, el sistema ganadero funciona. Así, prácticas como el manejo racional del pastoreo, los sistemas silvopastoriles, el uso de cercas eléctricas móviles y la rotación planificada de potreros se convierten en herramientas claves. Este cambio de paradigma empieza a reflejarse también en el marco normativo. En el Senado avanza un proyecto de ley para una ganadería sostenible y libre de deforestación, que busca convertir los sistemas de trazabilidad animal en herramientas activas contra la deforestación.
Viabilidad del negocio
“Muchas veces pensamos que sostenibilidad es algo complicado o costoso, pero en realidad se trata de hacer bien las cosas desde el principio, con técnicas que a la larga ayudan a gastar menos, a planear mejor y a tener un control más claro sobre la finca. Es una forma de ganadería que piensa en el presente, pero también en el futuro de quienes viven del campo. No es solo una apuesta ambiental: es una forma de asegurar la viabilidad del negocio ganadero en el tiempo. Lo que vemos es una transición necesaria. La ganadería sostenible es la mejor alternativa de mediano y largo plazo porque permite producir de manera competitiva”, explica Margarita Gómez, presidenta ejecutiva de la Asociación de Exportadores de Ganado, Aexgan.
Agrega que la sostenibilidad no solo es un compromiso con el planeta y las generaciones futuras, sino una ventaja económica para quienes la implementan. Y en relación a por qué cree que varios sectores son reacios a esta, explica que: “La resistencia suele estar asociada a dos factores: el desconocimiento y los costos iniciales de implementación. Para muchos productores, especialmente pequeños y medianos, los cambios requieren inversión en capacitación, infraestructura o ajustes productivos, lo que genera temores. También existe la percepción de que sostenibilidad es sinónimo de menor productividad, lo cual no es cierto. Superar esas barreras implica acompañamiento técnico y demostrar con casos reales que la ganadería sostenible mejora tanto la rentabilidad como la resiliencia de los sistemas productivos”.
Fedegán, por su parte, tiene su área de sostenibilidad. Manuel Gómez Vivas, su director, comenta que: “Actualmente el área gestiona proyectos en varias zonas del país, como, por ejemplo, 3.500 productores en los cuatro departamentos de la Orinoquía (Meta, Casanare, Arauca y Vichada). Mas de 1.500 productores en Sucre, Córdoba, Bolívar, Nariño, Valle del Cauca, Boyacá y Cundinamarca. El país contabiliza mas de 1,5 millones de hectáreas en ganadería sostenible, cerca del 80% de ellos con sistemas silvopastoriles no intensivos, un 10% en sistemas silvopastoriles intensivos, incluyendo setos forrajeros, sistemas de alta densidad para pastoreo y bancos mixtos para ensilaje y henificación; el 10% restante con prácticas de uso mixto”.
También se refirió a por qué cree que no está arraigada en el país. “La transición de los sistemas ganaderos hacia modelos sostenibles enfrenta retos que han dificultado su implementación. Cerca de 80% de la producción ganadera corresponde a pequeños productores, cuyos sistemas productivos son de subsistencia. Además, el costo económico asociado a la adopción de prácticas sostenibles y al bajo acceso de los productores a financiación y créditos, dificultan la inversión en la ganadería sostenible; generando que los productores continúen ejerciendo las prácticas tradicionales. Otra limitación es la disponibilidad de capacitaciones y acompañamiento técnico”.

Gómez Vivas, adicionalmente, habla del Proyecto de Ganadería Colombiana Sostenible de Fedegán. "El Proyecto Ganadería Colombiana Sostenible se desarrolló entre los años 2010 al 2020. Este proyecto propuso para el país la reconciliación social, económica y ambiental al pasar de una ganadería tradicional (ganadería con transformación de ecosistemas, generando compactación del suelo, alta huella de carbono e hídrica, entre otras) hacia una Ganadería Sostenible. Con ello, una transformación estructural de la actividad ganadera en busca de mejorar los ingresos y la calidad de vida de los ganaderos participantes y sus familias, conservando los recursos naturales y la biodiversidad de los paisajes ganaderos. Tuvo acción directa en doce (12) departamentos y ochenta y siete municipios (87), indirectamente en más municipios a través de giras, brigadas tecnológicas y establecimiento de fincas demostrativas".
Él resalta que como resultado, entre otros, del proyecto en los 4.100 predios participantes se logró:
*Hectáreas transformadas: 159.811 ha en predios participantes.
*Conservación: 18.283 ha destinadas a conservación.
*Prácticas sostenibles: 38.390 ha adoptaron sistemas silvopastoriles (SSP), cercas vivas, árboles dispersos y bancos de forraje.
*Captura de carbono: 1,46 millones de tCO₂e removidas al 2019, con proyección de 4,87 millones de tCO₂e al 2030.
*Biodiversidad: incremento de especies de aves (21–27% en distintas regiones), movimiento de fauna a través de sistemas silvopastoriles, y restauración de corredores ribereños y bosques secundarios.
*Productividad lechera: aumento promedio del 25% en litros/ha/año.
*Carga animal: incremento del 23% en lotes con SSP frente a pasturas tradicionales.
*Forraje y suelos: +24,8% en biomasa, +10% en digestibilidad del forraje, mejora en calidad de suelos y agua.
*Bienestar animal: mejores condiciones de confort, salud y alimentación.
*Adopción tecnológica: 86% en gestión de pasturas, 73% en protección de cuencas, 43% en compostaje orgánico y 33% en reservas de forraje.
*Ganaderos sensibilizados: 24.416.
*Personas capacitadas en fincas demostrativas: 12.204 (ganaderos, técnicos, estudiantes y docentes).
Rendimientos...
Y en cuanto a términos económicos y de productividad cuál es mejor, la convencional o la sostenible, Devis es enfático en decir que “depende de qué se entienda por ‘mejor’ y de los objetivos del productor. Por ejemplo, si alguien tiene una finca como pasatiempo, con animales de alto valor genético que provienen de campeones y su interés principal es el estatus o la venta de semen y embriones, quizás le resulte más conveniente seguir un modelo convencional.
Sin embargo, si el objetivo es lograr un sistema ganadero rentable y eficiente, sin depender excesivamente de insumos externos, entonces la ganadería sostenible es una mejor alternativa. Es importante diferenciar entre productividad y rentabilidad. En la ganadería convencional es posible obtener más litros de leche por vaca por día o mayores gramos de ganancia de peso por animal, gracias al uso intensivo de insumos. Pero eso no significa que el sistema sea más rentable.
Un modelo puede ser altamente productivo, pero con costos tan elevados que la utilidad final sea baja. En cambio, la ganadería sostenible puede tener indicadores productivos moderados, pero con costos mucho menores, lo que se traduce en mayor utilidad neta”.
Entre tanto, Juan Gonzalo Botero Botero, quien fue viceministro de Asuntos Agropecuarios de MinAgricultura y presidente de Aexgan, resume sus beneficios: “En la ganadería sostenible se obtienen animales más sanos, porque al combinar árboles con pastos se crea un microclima mas apropiado para la cría del bovino; mejor forraje, menor erosión, regulación térmica y conservación de fuentes hídricas. Todo eso se traduce en un aumento de hasta 40% en la producción de carne y leche, comparado con sistemas convencionales. Hay sectores que son un poco más reactivos a los cambios, pero estoy seguro que finalmente entenderán que el futuro de la ganadería colombiana está en el desarrollo de estos sistemas”.
“Ganadería sostenible es una forma de hacer las cosas bien”
El ingeniero agrónomo bogotano de la Universidad Earth, en Costa Rica, Felipe Devis Posada es experto en ganadería sostenible y regenerativa, y todo un apasionado, desde niño, por el campo y el tema del cuidado del medio ambiente.

¿Cómo define usted la ganadería sostenible?
Es aquella que se puede mantener indefinidamente en el tiempo, generando un impacto positivo en tres áreas fundamentales: económica, social y ambiental, siempre dentro del marco legal. Debe ser una actividad ganadera legal y rentable, que beneficie a la comunidad, generando empleo (directo o indirecto), y que a la vez cuide y regenere los recursos naturales como el suelo, el agua, el aire, la vegetación y los bosques.
¿En qué se diferencia de la ganadería regenerativa?
La ganadería regenerativa va un paso más allá de la sostenibilidad. No solo busca tener un impacto positivo, sino que cada decisión de manejo, como el pastoreo, la selección animal, la alimentación y la planeación forrajera, se toma con el objetivo de mejorar activamente la salud del suelo, la biodiversidad y el ecosistema en general.
¿Cuál es su enfoque central?
Más que un proyecto específico, se trata de una filosofía de trabajo: una forma de hacer las cosas bien y cada vez mejor, en armonía con la naturaleza. A diferencia de un proyecto tradicional con metas cerradas, esta propuesta busca transformar la manera en que se entiende y practica la ganadería, priorizando la causa y raíz de los problemas, no solo sus síntomas.
Es trabajar con la naturaleza y no en contra de ella, comprendiendo que muchos de los problemas que se observan (como suelos pobres, compactación, baja productividad) son consecuencias de desequilibrios más profundos, como la falta de vida en el suelo. Ejemplo: si un pasto se pone amarillo, muchos pensarán que falta nitrógeno y aplican urea. Pero el problema real no es la falta de nitrógeno, sino la ausencia de microorganismos en el suelo, que son los que naturalmente fijan nitrógeno del aire.
¿Cuáles son las mayores ventajas de la ganadería sostenible?
Las principales ventajas son dos y ambas garantizan la permanencia y éxito del sistema ganadero: la primera, regeneración de los recursos naturales. La ganadería sostenible y regenerativa mejora los suelos y el uso del agua, que son la base de toda la producción ganadera, además, el suelo se vuelve más vivo, lo cual mejora el ciclo de nutrientes y la productividad natural del ecosistema. También, el agua se aprovecha mejor.
Y la otra ventaja es mayor rentabilidad, el enfoque no está en obtener la máxima producción por animal (litros de leche o gramos por día), sino en reducir costos y aumentar la eficiencia del sistema completo. Se puede producir menos por vaca, pero con costos mucho más bajos, lo que resulta en mayores utilidades netas. Con el tiempo, una vez consolidado el sistema, también es posible alcanzar altas producciones (como en sistemas intensivos de leche o carne), pero de forma más sostenible y rentable. Los animales en estos sistemas se enferman menos y se maneja una mayor carga animal por hectárea gracias a la mejoría del ecosistema.
¿La ganadería sostenible es económicamente rentable para los pequeños productores?
Sí, totalmente. La ganadería sostenible es aplicable y rentable tanto para pequeños como para grandes productores, aunque muchas veces se piensa lo contrario desde ambos lados. Hay una percepción común de que este tipo de manejo requiere grandes extensiones de tierra o altas inversiones en infraestructura, pero eso no es cierto. Los pequeños productores pueden aplicar estas prácticas con muy buenos resultados, incluso con mayor impacto relativo en su productividad.
El manejo adecuado del pastoreo es clave. No se trata de seguir un calendario fijo, sino de entender la fisiología de las plantas y darles el tiempo adecuado de recuperación según su estado real, no por número de días. Esto requiere observar y adaptarse a condiciones como el clima, la fertilidad del suelo y la ubicación del potrero.
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