Ganadería

“La Hacienda Santa Bárbara de Las Cabezas fue un eje económico y cultural del Caribe"

Adolfo Meisel, rector de la universidad del norte, explicó que, ademas de ser un epicentro económico del caribe, fue una cuna de la cultura vallenata y del mestizaje
Por:
Juan Diego Murcia
01 de junio de 2023
Adolfo Meisel, rector de la Universidad del Norte
Foto: LR

Uno de los secretos mejor guardados en la historia agropecuaria del Caribe colombiano es la Hacienda Santa Bárbara de Las Cabezas, un emporio que tuvo más de 110.000 hectáreas de extensión distribuidas en varios municipios del Cesar.

La historia de este enclave económico y cultural de la región Caribe fue reconstruida en un libro por Adolfo Meisel, economista, excodirector del Banco de la República y actual rector de la Universidad del Norte, quien contó a LR la importancia de este emporio ganadero para el agro.

¿Por qué es importante la Hacienda para la cultura caribeña?

Esta hacienda es muy importante por varias cosas; primero, es una ganadería de origen colonial y de una composición de tierra compradas a la corona.

Era de una familia aristocrática con mucha tradición de Mompox, emparentada con marqueses, y trabajaban unos campesinos de muy poca educación, lo que demuestra la enorme concentración de la tierra y la riqueza cultural del mestizaje, de la cual salió la música vallenata que conquistó la región y el país. Fue un eje económico y cultural del Caribe.

¿Cómo estaba conformada la Hacienda Las Cabezas?

Fue una ganadería de origen colonial, creada en el Siglo XVIII, pero desde 1742 estuvo en manos de la familia Trespalacios de Mompox, quienes eran descendientes de mineros y comerciantes del municipio. En el Siglo XX se fueron casando con otras familias, y quedó la hacienda en propiedad de tres clanes: los Fernández - Trespalacios, los Piñeres - Trespalacios y los Trespalacios - Trespalacios.

¿Dónde estaba situada la hacienda Las Cabezas?

En El Paso, Cesar. Estuvimos varias horas recorriendo la Hacienda Las Cabezas en diferentes municipios, tenía una extensión que parecía casi que infinita. Pasaba por Chimichagua, Chiriguaná y El Paso. Llegó a tener unas 110.000 hectáreas, y entre unos 25.000 y 35.000 cabezas de ganado.

Fue una ganadería enorme, estaba a dos días a caballo de Mompox, y el ganado lo llevaban hasta allá, donde tenían una finca de 7.000 hectáreas, en la que recibían al hato y lo preparaban para embarcarlo hacia Honda o Cartagena. La familia conserva algo de tierras, unas 1.000 hectáreas.

¿Cuánto valdría la Hacienda Las Cabezas hoy en día?

Yo hice el cálculo en términos de valor. Si lo pusiera en el precio de 1921, y lo trajéramos a costos de hoy en día, valdría US$16 millones, era realmente una fortuna. Era la finca más valiosa, en esa época no había ninguna que costara más.

¿Qué ventajas tenía en términos de ubicación?

Tenía una gran ventaja porque estaba en un vértice formado a través del Cesar. En el Caribe colombiano, durante el invierno, hay que tener el ganado en tierras altas, porque las bajas se inundan y al ganado se le pudren las pezuñas; mientras que, en verano, se bajan a los playones de los ríos y ciénagas, porque en la tierra alta se muere la vegetación. Era una posición privilegiada, y estaban cerca al río magdalena, como la principal arteria de comunicación. No había carreteras en ese momento.

¿Cuánto duró operando?

Esa Hacienda duró en la misma familia hasta 1942; en ese entonces, como la familia había crecido tanto, decidieron dividir la finca. Entre 1950 hasta 1990 tenía en su propiedad diferentes partes del terreno, pero empezó un proceso de invasiones por campesinos, que se asentaron cuando se fundó la Asociación Nacional de Agricultores Campesinos.

¿Qué pasó después de las invasiones de campesinos?

Hizo presencia la guerrilla, entonces partes de la finca se perdieron porque tuvieron que venderla a un precio por debajo de mercado, tras la invasión vino la presencia de las Farc y ELN, hubo amenazas contra la familia.

¿Cuál es su valor cultural?

Era una haciendo con cientos de trabajadores, en ese momento las comunicaciones no eran las mejores. Los propietarios de la hacienda iban a la finca y duraban semanas, organizaban fiestas, parrandas, y traían músicos. Hubo mestizaje de ritmos africanos, instrumentos alemanes como el acordeón, la guacharaca indígena y eso dio el vallenato.

De allá, por ejemplo, salió Alejo Durán, el primer rey vallenato. Nació una música muy de la sabana del caribe colombiano y que no requería muchos instrumentos.

¿Cómo dio con la historia de la Hacienda?

Había hecho un artículo sobre la historia de las haciendas en el Caribe en el periodo colonial y me encontré con una llamada Santa Bárbara de las Cabezas. Luego, unos años después, un descendiente de los dueños me regaló una fotocopia de un folleto de los estatutos de la ganadería Las Cabezas, y yo lo guardé en Cartagena.

Empecé a averiguar, pero en los archivos públicos no había nada. La familia en diferentes ramas tenía documentos y me fui topando con planos de la hacienda, informes y escrituras, estuve en Mompox, visité la notaría y había documentos, fui a las casas de los descendientes de los dueños, visité donde era la oficina y donde se preparaban los trabajadores.

¿Qué queda de esa ganadería?

La casa de la hacienda estaba totalmente destruida, hay unos campesinos, pero hay muy poca ganadería, está abandonada, hay una parte con pequeños cultivos de pancoger.

¿Por qué no se conoce tanto sobre la Hacienda?

Es una piedra angular de la región Caribe, me sorprende que no se conociera de la existencia de esta hacienda. Le atribuyo eso a que la familia no se involucró en la política, que no vienen intelectuales que se interesaron en historias, se mantuvieron aislados de figuración pública. Dos, eran momposinos, y esa ciudad se quedó estancada. Tres, como la invadieron, no hablaron nada más de los temas.

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