La revolución de la agricultura viene de la mano del uso del ‘big data’, que además de ayudarle al agricultor a monitorear los cultivos, le permite predecir y detectar anomalías en ellos.
Por ello, el concepto central de las técnicas de inteligencia artificial en el agro es no desperdiciar nada, lo que se derivará en ahorros y una producción sostenible al optimizarse los procesos.
Según Fernando Mora, coordinador de gestión de producto de Basf para Colombia y Ecuador, otro de los grandes beneficios de la agricultura inteligente es que se trata de una práctica sostenible, concebida para gestionar los recursos naturales de manera eficaz y disminuir el impacto de esta actividad en el medio ambiente. “Al hacer las aplicaciones de productos agroquímicos y fertilizantes de forma más directa, no habrá residuos de estos que contaminen la tierra y el agua. De esa manera, se disminuyen, por ejemplo, los gases de efecto invernadero, la deforestación y se utiliza mejor el recurso natural”.
Además, el experto señaló que, “a través de algoritmos e inteligencia artificial es posible calcular hasta en 99% la presencia de enfermedades y malezas. Esto, es una gran ventaja en temas de productividad”.
Otra adopción de la tecnología en el agro es la aplicación aérea. “En los aviones tenemos implementados sistemas de GPS, de posicionamiento global y válvulas de flujo inteligente que nos ayudan a hacer aplicaciones de manera más eficiente y exacta”, agregó Mora.
Por ello, la tecnificación en el campo es vital para la competitividad del país.