Agro

Las cooperativas compiten con los cafés especiales

Cundinamarca cuenta con unas 38.000 hectáreas de café sembradas de las cuales se han renovado 8.000.
Analista LR
Por:
LR
28 de julio de 2015

Para llevar el café de Cundinamarca a mercados especializados en el interior del país y también a otros destinos extranjeros los productores del grano se trazaron una ruta con la que buscan exaltar el diferencial del producto como uno de alta calidad y competirle así a marcas ya posicionadas.

La meta es que por lo menos la mitad del café comercializado tenga valor agregado y reciba bonificaciones por calidad, es decir, especializarse, aprovechando que se trata de un segmento que tiene asegurada la demanda.

Esta estrategia cuyo fin último es alcanzar una mayor productividad y conseguir para los agricultores un ingreso por encima del promedio es liderada directamente por la Cooperativa Departamental Cafetera de Cundinamarca (Coodecafec), que ha vivido de cerca la evolución de la actividad y se ha venido fortaleciendo para tener presencia en toda la cadena.

Actualmente, la cooperativa tiene su propio almacén de insumos donde distribuye fertilizantes y agroquímicos a menores precios, también presta el servicio de extensionismo y asesoría en alianza con la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) y cuenta con su propia torrefactora para el procesamiento del grano que es directamente empaquetado. Como complemento además se tiene un laboratorio de catación, tostión y producción.

“Estamos en una gran campaña para que las nuevas generaciones se asocien a la Cooperativa y vean en ella un mecanismo de doble vía que les presta servicios”, dijo Milton Pérez, gerente de Coodecafec.

Producción local

Cundinamarca cuenta con unas 38.000 hectáreas de café sembradas de las cuales se han renovado 8.000. Es una actividad que inyecta a la economía $200.000 millones al año, de la cual dependen económicamente 31.000 familias.

Hoy los caficultores cooperados aportan entre 35% y 40% de esa producción. Su grano es maquilado y empacado por la Cooperativa bajo alguna de sus cinco marcas, todas avaladas por el Invima y respaldadas por el sello Juan Valdez de la FNC . También prestan el servicio a empresas familiares cooperadas que tienen sus propios canales de comercialización.

Las oportunidades del negocio motivaron la conformación de 40 asociaciones en los últimos años además de la aparición de otras marcas locales que aunque no participan con grandes volúmenes tienen un objetivo en común: generar valor agregado.

La meta más cercana de todas es tener presencia en Bogotá, la vitrina comercial más importante del país. En el caso de Coodecafec se calcula que 5% de su producto empacado llega a la capital. Sin embargo, no es lo más lejos que ha viajado el grano cundinamarqués, de hecho ha cruzado tres continentes de la mano de las multinacionales que lo compran a exportadores privados. Ahora conquistarán destinos a título propio.

De acuerdo con Milton Pérez, la Cooperativa también ha influido en la evolución del cultivo en la región, “antes sembrábamos variedades típicas como caturra con un gran número de hectáreas bajo sombra. Ahora estamos trabajando con variedades resistentes a roya en áreas sombradas más pequeñas. El mismo mercado nos ha ido cambiando”.

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