Agricultura

El paso del jornal al celular: factores de la inclusión financiera digital para caficultores

Davivienda ha creado un ecosistema cafetero con la mira en que el campo representa a millones de familias productoras y sus necesidades
Analista LR
Jorge Andrés Patiño
24 de septiembre de 2025
Davivienda ahora participa activamente, alcanzando ya 25% del mercado cafetero y con la meta de llegar a 200.000 cédulas cafeteras en un año
Cortesía

En el campo colombiano todavía era común que el pago de jornales se hiciera en efectivo. Hoy, cada vez más caficultores reciben sus ingresos directamente en cuentas de depósito de bajo monto, un cambio sencillo en apariencia, pero que está transformando la manera en que viven y trabajan. Este cambio ha sido posible gracias a la rápida migración hacia el uso de teléfonos inteligentes, hecho que entidades como Davivienda han sabido capitalizar en su estrategia de inclusión financiera para los productores (pequeños y medianos, principalmente) del sector.

De acuerdo con Luis Felipe Arboleda Cortés, director de Segmento Agropecuario de Davivienda, la digitalización ha permitido el desarrollo de productos y servicios bancarios diseñados específicamente para este sector. Todo se gestiona a través de una aplicación en el móvil - la SuperApp-: “Allí los caficultores tienen acceso a una cuenta de débito, tarjeta de crédito, pueden conectarse con comercios para comprar fertilizantes, pagar servicios públicos mediante códigos QR y gestionar créditos”, explica.

Uno de los protagonistas de esta transformación ha sido DaviPlata, que se consolidó como un mecanismo práctico y confiable para la actividad productiva. Hoy más de 1.5 millones de clientes rurales lo usan para gestionar pagos, transferir recursos y mantener sus fincas al día. Con esto, la entidad le apuesta a la construcción de un potente y efectivo ecosistema digital rural.

En sintonía con esa bancarización digital, La Casita Roja, con el apoyo del Grupo Bolívar, ha desarrollado seguros paramétricos que protegen a los caficultores frente a los riesgos climáticos.
Son seguros que se activan cuando hay variaciones extremas relacionadas con el clima y que terminan afectando las cosechas. “Se ejecuta cuando hay exceso de lluvia o de sequía. Eso funciona con satélites que contratamos nosotros. Los satélites están midiendo el clima y cuando se rompe un parámetro, automáticamente se activa el seguro y le pagamos en la cédula cafetera”, comenta Arboleda.

Los seguros, tan importantes y necesarios, cubren entre $3,5 millones y $7 millones el año, y son diseñados en conjunto con el Fondo para el Financiamiento del sector agropecuario, entidad que subsidia parte de la prima (y otra parte la cubre Davivienda), lo que permite que los productores accedan a un costo muy bajo y se fomente la cultura de aseguramiento en el sector.

Comunicación y capacitación, factores clave

La tecnología también ha contribuido a mejorar los procesos de comunicación con los productores. De acuerdo con el ejecutivo, se identificó que los canales más usados son Whatsapp y Facebook. Allí encontraron una oportunidad y crearon el canal Al Grano, un espacio digital en el que los caficultores acceden a información clave: pronóstico del clima, precios del café, acceso a productos financieros y programas de educación en sostenibilidad.

En materia de educación, desde el Grupo Bolívar se ha impulsado una iniciativa para educar a los agricultores (en el caso particular a los caficultores). Cuentan, por ejemplo, con un programa de cursos en YouTube a través del cual se forman en diferentes temas de interés, reuniendo a los productores y mostrándoles contenido muy ilustrativo y de relevancia en el tema.

Asimismo, utilizan toda la red de oficinas (389 están en municipios cafeteros) para poner al servicio técnicos agropecuarios, que están visitando a los cafeteros, y sensibilizar al agricultor en el uso de estas herramientas, tan fundamentales para su actividad productiva.

Davivienda ha capacitado más de 15.000 productores

Desde el Grupo Bolívar (Grupo del que hace parte Davivienda) se desarrolla una estrategia que se conoce como el Ecosistema Agropecuario, en la que se trabaja con empresas públicas y privadas para construir un entorno más sólido para los caficultores. En el marco de esta estrategia se firmó una alianza con la Federación Nacional de Cafeteros y Finagro, con el objetivo, entre otras cosas, de entregar un portafolio al agricultor.

El primer producto es la identificación gremial. Entonces digamos que desde la creación de la Federación en 1927 nace un documento. Con este ellos votan, cada cuatro años eligen los líderes regionales, los municipales, y han creado un congreso cafetero donde se selecciona el gerente general. Pero, además este documento, la cédula cafetera, es también una tarjeta débito a través de los cuales se les gira dinero de la Federación por intermedio de las cooperativas”, explica Arboleda Cortés.

Tras más de veinte años en los que esta operación estuvo en manos de otra entidad financiera, Davivienda ahora participa activamente, alcanzando ya 25% del mercado cafetero y con la meta de llegar a 200.000 cédulas cafeteras en un año.

El ecosistema incluye, además, el crédito extensionista, diseñado para atender las necesidades de financiamiento del pequeño productor. “El sistema financiero tiene que crear herramientas a la medida para que los recursos realmente lleguen a quienes más los necesitan. Nuestro propósito es que al menos 50% de esos créditos beneficien a los pequeños caficultores”, enfatiza Arboleda Cortés.

En cada una de estas importantes iniciativas late la misma convicción: que el campo no solo es el origen del café que nos representa en el mundo, sino también el hogar de millones de familias que lo hacen posible. Por eso, en conjunto, se debe seguir trabajando para que el campo sea un lugar más próspero, incluyente, verde y con más oportunidades.

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