Agricultura

Pitaya, cultivo rentable pero de cuidado

15 de julio de 2015

Se le atribuyen beneficios como el de ser un tónico cardiaco, estimulante nervioso, que retrasa el envejecimiento, un laxante natural y hasta que combate la gastritis. Es, además, rica en agua y deliciosa. Ella es la pitaya o fruta del dragón, muy apetecida en mercados externos y de la que en el país, según registros de la Asociación Hortifrutícola de Colombia, hay cultivadas unas 1.300 hectáreas (cifra a 2013, última disponible).

Boyacá es el principal productor con cerca de 440 hectáreas sembradas. Allí, Luis Martínez tiene 2,5 hectáreas cultivadas en el municipio de Páez, un territorio de la Provincia de Lengupá compuesta por siete localidades que conforman una de las regiones más productoras del país.

Hace seis años, Martínez, se le midió a la pitaya y aunque dice que es un cultivo rentable, aclara que eso depende de su cuidado y manejo.

La pitaya es una planta perenne y silvestre originaria del trópico, específicamente de Centroamérica, que de manera natural trepa en los árboles. En la mayor parte de la zona productora del país se cultiva la pitaya amarilla, también conocida como ‘pitaya colombiana’. Pertenece a la familia de las cactáceas (cáctus) y uno de sus principales atributos es su alto contenido de agua: más de 80%. Además de Boyacá, en el país hay cultivos comerciales en Valle del Cauca, Eje Cafetero, Huila, Cundinamarca y Santander, entre otros.

La fruta se adapta y crece bien entre los 1.300 y 2.000 metros sobre el nivel del mar en suelos arenosos y francos arenosos, ricos en materia orgánica y de buen drenaje. Es decir, que no estén expuestos a encharcamientos. Este es un cultivo sensible a la humedad. “Deben ser suelos sueltos y mejor en ladera”, dijo el ingeniero agrónomo Antonio Alfonso. Pero la inversión no es poca. Establecer una hectárea cuesta unos $20 millones. “Eso es lo que presta el banco”, dice Martínez quien resume la inversión en arreglo del terreno, mano de obra, fertilización y construcción de un sistema de tutorado que consiste en postes sobre los cuales se amarra la planta con mallas tejidas que  sirven de apoyo para mejor producción, calidad, desplazamiento y manejo del cultivo por tratarse de una planta trepadora.

Una vez instalado, en dos años da la primera cosecha que va aumentando hasta alcanzar por hectárea una producción aproximada de diez toneladas en cultivos tecnificados. Entre aquellos que no lo son oscila en 4 y 7 toneladas. Este es un cultivo que puede dar al año hasta tres cosechas entre grande, mediana y pequeña y su vida útil, tras instalarse, puede ser de hasta 20 años o más en producción. La experiencia de Martínez le indica que la inversión se puede recuperar en la segunda o tercera cosecha. Pero eso depende, como lo dice este cultivador, del mercado, la calidad, el tamaño y presentación del fruto.

Lo que señala Juan Nemesio Suárez, presidente de la Asociación de Productores de Frutas de Páez (Asofrutpáez), es que el precio en el mercado interno es variable.

“Si hay una cosecha de buena calidad y la fruta es de primera, el kilo se puede vender a $12.000. Pero el precio tiende a bajar y puede llegar a $3.000 o incluso $2.000 cuando hay menor calidad o mucha oferta. Por ejemplo, cuando sale de otras regiones como Valle del Cauca y Santander. En promedio se puede hablar de unos $5.000 por kilo”, agregó.

Alfonso indica que la tipo exportación, cumpliendo con los parámetros de calidad, puede venderse a $18.000 el kilo.

Los productores consultados coinciden en que se trata de un cultivo rentable pero de cuidado y manejo por su susceptibilidad a ataque de plagas y enfermedades. “Una vez se tenga la mata en producción hay que estar muy pendiente del manejo, sobre todo en los temas fitosanitarios. Esta planta necesita poda permanente y bastante alimentación”, puntualizó Martínez.

Productores buscan ampliar exportaciones

Los productores de pitaya tienen claro que el potencial de la fruta está en el mercado externo. Pistascol es una asociación de cultivadores del municipio de Miraflores en Boyacá, que busca incrementar las exportaciones. “La Provincia de Lengupá produce 1.300 toneladas al año y de eso exportamos un 4%. La meta que tenemos es exportar en un año entre 30% y 40%, con la implementación de otras formas de producción”, dijo Oliverio Velásquez, representante legal de Pitascol.

Las opiniones

Luis Martínez

Productor de pitaya de Boyacá

“La inversión puede recuperarse en la segunda o tercera cosecha si se coge un buen precio en el mercado. Este es un cultivo rentable pero requiere de mucho cuidado para mantener la producción”.

Las opiniones

Antonio Alfonso
Ingeniero agrónomo
“Los suelos aptos para el cultivo son los francos arenosos, sueltos, de buen drenaje y ricos en materia orgánica. Como es un cultivo sensible a la humedad”.

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