Sostenibilidad: la clave para el futuro del agro

A mediados de este mes, la Delegación de la Unión Europea para Colombia publicó que según cifras de la Dirección General de Estadísticas de la Comisión Europea (Eurostat), la agricultura en el país fue el sector más destacado en las exportaciones colombianas a la UE, con una tasa de crecimiento de un 20,94% en 2015. 

El panorama agroindustrial es prometedor y Colombia no puede desaprovechar esta oportunidad. En días pasados, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac) reveló que Colombia tiene más de 11,9 millones de hectáreas productivas para dedicarlas a la agricultura. Por eso, nos encontramos en el momento preciso para impulsar la agroindustria. Los TLC (que dan acceso a mercados), la construcción de paz y el ambicioso programa de infraestructura, constituyen oportunidades únicas para el desarrollo del sector.

Las oportunidades son grandes. Por ejemplo, en el caso del maíz colombiano, se estima que para sustituir las importaciones se deberán sembrar 310.000 nuevas hectáreas e incrementar la productividad de otras 300.000 actuales. En este escenario, zonas como la Altillanura están llamadas a tener un papel protagónico, aunque haya que resolver situaciones jurídicas relacionadas con la propiedad de la tierra y la infraestructura.

En este sentido, la dinámica de la oferta y demanda global de alimentos refleja el potencial de crecimiento que tiene la agricultura, pero además representa un enorme desafío para el sector rural en todo el mundo, teniendo en cuenta que será el encargado de alimentar una población en aumento, proyectada en 9.000 millones de personas a 2050, según la ONU. Esta situación requerirá de mayor productividad en nuestros campos, altos estándares de calidad y un menor uso de los recursos naturales para satisfacer la demanda creciente de alimentos. 

Es claro que las tierras agrícolas no se pueden expandir de manera significativa sin efectos negativos sobre la biodiversidad. Por eso, es importante que la industria trabaje de la mano con los agricultores, y en alianzas con gobiernos y grupos de interés, en donde se brinde tecnología y soluciones sostenibles que contribuyan a aumentar la producción agrícola, sin utilizar más tierras, agua o insumos. 

Desde la perspectiva de compañías del sector como Syngenta, la sostenibilidad se ejecuta a través del Plan para una Alimentación Sostenible (The Good Growth Plan en inglés), proyecto de talla mundial dirigido a mejorar la sostenibilidad agroalimentaria a nivel global; el cual mide el impacto en productividad, la biodiversidad y condiciones de los suelos, que la compañía pone a disposición de Colombia para alcanzar los objetivos.

Mediante el plan, la empresa cubre por ejemplo: cultivos de arroz, caña, papa, maíz, tomate y café. Para eso, Syngenta cuenta con un equipo en campo para capacitar a los agricultores en buenas prácticas, enseñándoles a identificar la densidad de siembra adecuada y cómo cuidar el suelo de manera eficaz, además de educar a los agricultores para que aprendan a usar los productos para la protección de cultivos de manera segura y eficiente. Para el caso de Colombia, la compañía tiene planeado capacitar a 21.000 agricultores, cara a cara. 

El sector agrícola se proyecta para vivir una edad de oro, siempre y cuando se logre fortalecer la competitividad . Los desafíos son grandes, pero no hay que tenerles miedo, hay que combinar la planeación con la ejecución y trabajar de cara al futuro.