Comentarios Alexandre Cooman

Invertir en tecnología, ciencia e investigación, sí paga

15 de junio de 2022
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La experimentación agrícola, por prueba y error, se puede considerar igual de antigua que la agricultura, es decir cuando las sociedades evolucionaron de recolección, caza y pesca a agricultura y ganadería.
Pero la investigación agrícola formal en estación experimental es relativamente reciente y ha sido pilar fundamental para avanzar en una seguridad alimentaria en el ámbito global.

Por su propia naturaleza, la investigación agrícola ha sido y debe ser regional y aplicada, ya que los avances e implementación de muchas de las tecnologías se deben probar y adaptar a las condiciones específicas de cada región, país o zona edafoclimática.

Es por ello que la inauguración del Campo Experimental Palmar de las Corocoras, en Paratebueno, Cundinamarca, zona oriental de Colombia, sin duda representa un hito para la gremialidad palmera del país.

Nuestro propósito ha sido fortalecer las capacidades del gremio palmicultor para desarrollar sus procesos de investigación y de extensión, a la luz de los retos de productividad y sanidad del cultivo de palma de aceite en la zona oriental del país.

Este nuevo campo experimental de Cenipalma, inaugurado recientemente, se suma a la estrategia de continuar fortaleciendo la ciencia, tecnología e innovación en el sector palmero y se enfoca primordialmente en la agronomía del cultivo (con énfasis en el manejo de suelos) y en el procesamiento del fruto. El Campo Experimental Palmar de las Corocoras alberga adicionalmente las instalaciones del Laboratorio de Foliares y Suelos de Tecnopalma, que presta servicios especializados al sector palmero.

Los palmicultores colombianos, muy conscientes del avance de la agroindustria, han tenido muy clara la importancia de la investigación y la innovación, como base de un desarrollo sostenible, rentable y competitivo de la palmicultura.

Este interés se materializó con la creación de Cenipalma, en 1991, como una entidad sin ánimo de lucro, dedicada a generar, adaptar, validar y transferir tecnologías en palma de aceite, su cultivo, procesamiento y consumo.

Actualmente y gracias al constante apoyo de los palmicultores a través de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma, hoy el Centro de Investigación en Palma de Aceite, Cenipalma, cuenta con oficinas en Bogotá, 3 campos y 1 estación experimental, en las cuatro zonas palmeras, con un área total de más de 1.700 hectáreas y 590 de ellas sembradas en palma de aceite.

El campo experimental Palmar de las Corocoras alberga adicionalmente las instalaciones del Laboratorio de Foliares y Suelos de Tecnopalma, que presta servicios especializados para la palmicultura.

Cenipalma en la actualidad dispone de tres campos experimentales; Palmar de la Vizcaína ubicado en la zona central, Palmar de Las Corocoras en la zona oriental y Palmar de La Sierra en la zona norte; y en la zona suroccidental se cuenta con la Estación Experimental La Providencia.

El Campo Experimental Palmar de las Corocoras cuenta con 410 hectáreas, de las cuales alrededor de 220 están sembradas con cultivos conformados por colecciones genéticas de especies de Elaeis guineensis y Elaeis oleífera, materiales comerciales, cruzamientos de E. guineensis y cultivares de híbridos interespecíficos OxG, para realizar experimentos orientados al manejo de suelos en la zona, tecnologías para control y manejo de plagas y enfermedades, especialmente la Marchitez letal y la Pudrición del cogollo, y mejores prácticas de manejo del cultivo para el mejoramiento de su productividad.

El campo, que fue adquirido en 2011, dispone de 1.489 metros cuadrados para oficinas y servicios de apoyo al cultivo, 1.828 m2 de laboratorios, para un total de área construida de 3.317 m2, y alberga el Centro de Información y Documentación – CID Palmero y otros espacios de reunión, ideales para recibir a los palmicultores y demás visitantes interesados en conocer al sector palmero.

Los campos se crearon con el propósito estratégico de prestar servicios de apoyo a las actividades de investigación y extensión que desarrolla Cenipalma y en aras de responder a las problemáticas que tienen cada una de las zonas palmeras, y hoy también son referentes de buenas prácticas agrícolas y de productividad.

Pienso que cada campo experimental es el corazón de la palmicultura en su respectiva zona de influencia y ante todo, son un escenario permanente de divulgación, transferencia de tecnología e intercambio de conocimiento con los palmicultores; modelo en manejo agronómico, ambiental y en la gestión de negocio, lo cual demuestra que invertir en investigación y tecnología de punta, sí paga!

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