Comentarios Claudia Martínez Zuleta

Un llamado a replantear los sistemas alimentarios

29 de abril de 2020
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Los sistemas alimentarios en todo el mundo se están viendo amenazados por el virus Covid-19, y Colombia, a pesar de su gran riqueza natural no es ajena a esta realidad. La oferta alimentaria empieza a verse interrumpida a nivel de exportaciones e importaciones entre países y al interior de estos, muchos de los cuales no cuentan con seguridad y soberanía alimentaria.

Según el informe mundial sobre la crisis alimentaria del Programa de Alimentos de la ONU (PMA) en 2019 habían 135 millones de personas con hambre aguda, cifra escandalosa que puede subir a 265 millones de personas que podrían morir de hambre a fines de 2020. La pandemia por tanto alerta sobre la fragilidad de los sistemas alimentarios.

El llamado a la Acción a los líderes mundiales hecho por la Coalición para la alimentación y uso del suelo (Folu), hace énfasis en tres áreas claves en que los gobiernos, empresas, sociedad civil y agencias internacionales necesitan actuar de manera urgente y coordinada.

Primero, mantener el flujo del abastecimiento de alimentos en todo el mundo, asegurando que los países exportadores continúen abasteciendo completamente los mercados y que los países importadores mantengan abiertas las fronteras y la logística. A Nivel Nacional se alienta a invertir en la producción alimentaria local, tratando a los agricultores, proveedores de insumos agrícolas, trabajadores de las fincas, procesadores y distribuidores de alimentos como parte de un sector esencial, con todas las garantías en términos de empleos y financiamiento solidario.

Segundo, escalar el apoyo a los más vulnerables. Los gobiernos deben apoyarse de los sectores privado y filantrópico para asegurar programas de alimentos focalizados y la comunidad internacional debe movilizar recursos significativos adicionales de vía rápida para apoyar a los países de bajos ingresos y darles alivio a las deudas. Tercero, hay que sembrar semillas de recuperación para la gente y el planeta, como lo presenta el reporte mundial de Folu, “Creciendo Mejor”, destacando que el sistema alimentario en la actualidad es frágil, por una falta crónica de inversión, el agotamiento excesivo de los recursos naturales y una mala adjudicación de recursos. Los sistemas naturales y los alimentarios están íntimamente ligados por lo que preservar el capital natural se vuelve un imperativo.

Colombia tiene todas las posibilidades de recrear sus propios sistemas alimentarios. Sin embargo, lleva relegando por años las inversiones necesarias en agricultura y ambiente, evidenciando hoy la grave crisis alimentaria. Antes del Covid, 50% de los colombianos no contaban con suficientes alimentos para llevar una vida activa. El país importa alrededor del treinta por ciento de los alimentos, concentrados en maíz, trigo y soja. A su vez bota al año 9,7 millones de toneladas de alimentos, suficientes para darle de comer a 8 millones de colombianos durante todo 1 año.

Hoy mas que nunca debemos asegurar la producción de alimentos de manera sostenible, atacar la perdida o desperdicio de alimentos y garantizar los circuitos cortos de alimentación.

Folu Colombia presenta en su hoja de ruta alternativas practicas para lograr un cambio radical, convirtiendo los sistemas alimentarios en potentes motores de desarrollo.

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