Alrededor del Pandebono

Hace 15 años, la carencia de oferta de empleo en el municipio de Planeta Rica, departamento de Córdoba, llevó a Celia Herrera Espitia y su hermano Ely, a desplazarse de su tierra y buscar nuevos rumbos en otras partes del país. “Llegamos a Bogotá y nos empleamos en arreglar apartamentos los fines de semana, apenas ganábamos para sobrevivir con mis dos hijas y mi hermano”, afirmaron Celia y Ely.

“En medio de las difíciles circunstancias económicas, mis hijas, Sandra Milena y Laura Vanesa, lograron terminar el bachillerato, y una de ellas, a quien le encantaba ayudarle al señor Fredy Bravo quien elaboraba ricos pandebonos, al ver cómo hacía este amasijo, característico del departamento del Valle del Cauca, un día comenzó a prepararlos, se inscribo en el Sena y comenzó hacer el curso de panadería en general”, destacó Espitia.

“Su amigo y profesor, Fredy, regresó a su pueblo natal a vivir con su familia en Guaduas, en el departamento de Cundinamarca, y decidió dejarle el negocio a una de mis hijas”, precisó.

A medida que fue pasando el tiempo, con su pequeña empresa y lo aprendido en el Sena, amplió la producción y comenzó hacer palitos de queso, cruasanes, pandebonos, almojábanas, pasteles de pollo, etc. El resto de la familia se dedicaba a vender el producto en el barrio a domicilio, que tuvo gran acogida, por el sabor, tamaño y presentación, “se vendía como pan caliente, como decimos los panaderos”.

Se mudaron al frente de Corabastos, en los apartamentos Francisco José de caldas, lo que amplió significativamente el número de compradores, ya que empezaron a vender el producto en el mercado mayorista. Con sus dos hijas, han llevado su pequeña empresa de emprendimiento a la proyección de compra de un apartamento, con el fin de dejar de pagar arriendo.

Hoy, en el mercado mayorista, en la bodega 86, puesto 123, las dos hermanas Espitia atienden desde las primeras horas del día con un producto que gusta bastante al consumidor, elaborado con las mejores harinas y queso.

Cuando se trabaja con gusto, le va bien a cualquier persona, enfrentando las épocas de baja producción y bajas ventas. No hay que decaer y ponerle muchas ganas a su actividad; ese es el camino al éxito.