Agro

Varroa destructor, el ácaro parásito externo que daña la productividad de las abejas

La varroa es un hospedero obligado de la abeja, vive encima de la abeja, pero para reproducirse, lo hace dentro de la pupa de la abeja
Por:
Valentina Sánchez Forero
17 de julio de 2023
Colmena de abejas
La Apis mellifera se convierte en una especie importante para producir miel, cera y todos los subproductos, porque se adaptan muy fácil a todas las condiciones y pisos térmicos.

La coexistencia entre la agricultura y la apicultura es fundamental para la productividad del sector agro, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), aproximadamente 75% de los cultivos del planeta que producen frutos y otras semillas para el consumo humano, dependen al menos en parte de los polinizadores, entre ellos las abejas. Por ello, se hace fundamental conocer las afecciones parasitarias de distribución mundial que más daños ocasionan a la apicultura, como lo es la varroasis.

En Colombia, investigadores estiman la presencia de 700 u 800 especies de abejas, y una de ellas es la Apis mellifera, abeja doméstica que, según estudios de su ADN mitocondrial, es proveniente de África, donde hubo una vertiente que se fue hacia Asia y otra a Europa. La varroosis, afección ocasionada por la varroa destructor, es originaria de la Apis cerana, proveniente de Asia.

Según afirmó Giovanny Andrés Vargas Bautista, zootecnista de la Universidad Nacional de Colombia e investigador apícola, la varroa se propagó por intercambios comerciales en los que se trasladaron individuos de Apis cercana a Europa, lo que llevó consecuentemente a la expansión de la varroa en el continente.

En 1953, el investigador Estevam Kerr de Brasil, tuvo la tarea de mejorar la producción de las abejas, algo que solo se puede lograr a través de la mejora de la alimentación o del animal. Según destaca Bautista, Kerr descubrió que en África había un tipo de abejas que producía 110 kilos de miel versus los 70 u 80 kilos de miel que estaban produciendo las Apis mellifera en Suramérica. Lo que llevó a que trasladará abejas africanas al continente, ocasionando una africanización.

Esa africanización dio paso a la reproducción a partir de enjambres de una abeja más defensiva que produjo la pérdida de casi la mitad de colmenas en los países de Suramérica, dado que su carácter defensivo ocasionaba que los apicultores tuvieran que quemar o abandonar las colmenas.

A partir de ello, los productores comenzaron a importar más abejas europeas (Apis mellifera) con el objetivo de disminuir la defensividad de las colmenas. En ese proceso de traer nuevamente las colmenas, se expandió rápidamente la varroa, garrapata de las abejas.

“Cuando llega la varroa, con la mezcla que nosotros tenemos de abejas europeas y abejas africanas, se pierde la otra mitad de las colmenas, dado que la varroa es un hospedero obligado de la abeja. Ella vive encima de la abeja, pero para reproducirse, lo hace dentro de la pupa de la abeja”, resaltó Bautista.

La varroa se alimenta de la hemolinfa y del tejido corporal graso de la abeja melífera. Su reproducción se basa en poner huevos dentro de la pupa, por lo que cuando nace la abeja, lo hace con parásitos, lo que ocasiona que, dado su crecimiento exponencial, la colmena colapse a causa de la cantidad de varroas que posee.

Al alimentarse de la hemolinfa de las abejas, del tejido corporal graso y las reservas de energía del animal, ocasiona efectos nocivos tanto en la pupa, como en la colmena en general. Si la pupa tiene una alta infestación de varroas, cuando nazca, si es que nace, puede hacerlo con las alas dañadas, baja de peso y de menor tamaño. Eso repercute en la productividad de la colmena, dado que impide que el animal realice vuelos en búsqueda de comida y no tenga la misma capacidad de carga.

Dado que los países europeos siguen manteniendo abejas Apis mellifera en estado puro, deben estar aplicando constantemente productos químicos, para evitar que la pérdida de sus colmenas. Sin embargo, en países como Brasil, Perú, Bolivia, Venezuela, Colombia, Panamá y México, que cuentan con un grado de africanización, estudios han demostrado que las abejas son tolerantes a la varroa.

“Pueden tener varroa, pero no la dejan crecer, no se reproduce tanto como en una abeja europea, entonces nuestras abejas africanizadas tienen ese potencial de ellas mismas quitarse la varroa, a través del acicalamiento. Sin embargo, si ellas mismas no se las pueden quitar, hacen una danza para que otra abeja venga y se las quite. Ellas las muerden, lo que baja significativamente los niveles de infestación”, aseveró Bautista.

Para inhibir la constante reproducción de la varroa, existen dos maneras: a través del uso de productos químicos o de la selección de abejas para que se lo quiten. En el primer caso, el uso de químicos, la forma más usada a nivel mundial, generará no solo un incremento en los costos de producción apícola, sino también la creación de resistencia frente al producto, así como la residualidad, que significará que, al aplicar cualquier químico en la colmena, va a quedar en contacto con las abejas, la cera, la miel, y generará una toxicidad para la persona que lo consuma.

La Apis mellifera se convierte en una especie importante para producir miel, cera y todos los subproductos, porque se adaptan muy fácil a todas las condiciones y pisos térmicos y permite su manipulación. En una colmena grande se puede tener 80.000 individuos, lo que significará que el rango de acción, de pecoreo y la búsqueda de comida será mucho más eficiente.

Para Bautista, la mejor recomendación es hacer uso de la selección de animales, que permitirá no solo una reducción en los costos de la producción, sino también ayudará a la búsqueda de producir alimentos libres de agentes químicos que tengan contacto con el organismo tanto del animal como de la persona que consume los productos generados.

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