Agricultura

“Ingenios han sido eje del desarrollo en esta región; lo dicen, incluso, datos del Dane"

Claudia Calero, presidenta de Asocaña, respondió las declaraciones de la ministra sobre impactos ambientales del cultivo de caña
02 de octubre de 2025
Claudia Calero
Asocaña

Las declaraciones sobre los cultivos de caña de azúcar hechas por Irene Vélez, la ministra encargada de Ambiente, generaron indignación en el sector. En un foro en la Semana de la Biodiversidad que se realiza en Cali, la funcionaria aseguró: “Este Valle tiene que cambiar y es la oportunidad perfecta para que soñemos con un Valle distinto, que vaya más allá del cultivo de caña de azúcar, que tanto daño le ha hecho al suelo, al agua y a las comunidades. La expansión de la caña de azúcar ha sido un desastre ecológico, y no solo ecológico, sino también social”.

Ante esto, Claudia Calero, presidente de Asocaña, le respondió a la ministra.

¿Cómo reciben las declaraciones de Irene Vélez?

Con respeto, pero no compartimos que la caña sea un desastre ecológico y social, porque los datos muestran una realidad distinta: este sector ha aportado al desarrollo de la región y todos los días trabaja por ser más sostenible. Hemos reducido en 50% el consumo de agua en los cultivos y 30% en la fábrica. También aportamos a la transición energética, pues no solo producimos azúcar, sino también bioetanol para disminuir emisiones contaminantes y cogeneramos energía limpia para el funcionamiento de los ingenios y para iluminar a más de 600.000 colombianos.

Los ingenios han sido eje del desarrollo en esta región y así lo dicen, incluso, los datos del Dane. En los municipios donde hay ingenios y cultivos de caña hay menores niveles de pobreza multidimensional y su ingreso per cápita es 2,8 veces superior frente a otros municipios del país.

La ministra asegura, además, que los cultivos de caña han agotado y contaminado fuentes subterráneas de agua...

No estamos acabando con las aguas subterráneas del Valle. Le contaré algunos datos de la autoridad ambiental de este departamento: en el Valle existe un acuífero aluvial de 40.000 millones de metros cúbicos que se recarga cada año con 3.500 millones de metros cúbicos, principalmente por lluvias.

El uso agrícola total -no solo para la caña- equivale a cerca de 23% de esa recarga, es decir, no se tocan las reservas del acuífero. Y no nos quedamos ahí: con riego tecnificado hemos reducido más o menos en 50% el consumo de agua en riego y cerca de 30% el uso de fuentes externas en fábrica. Además, operamos con permisos, turnos de riego y plantas de tratamiento que cumplen norma de vertimientos.

¿Hubo comunicación previa con la ministra o su equipo sobre estas preocupaciones?

Si bien en esta ocasión no hemos tenido comunicación directa con la Ministra Vélez, en el pasado sí hemos mantenido diálogo con el Ministerio, así como con las diferentes entidades del Gobierno Nacional y local.

De hecho, con el Ministerio de Agricultura estamos trabajando desde hace más de un año en un convenio que también reúne a las comunidades de esta región, en el que hemos invertido en conjunto más de $13.000 millones en el fortalecimiento de las cadenas de cacao, café y panela para 1.200 familias. La invitación es a seguir encontrando objetivos comunes que nos permitan aportar a la región y al país.

¿Qué puede decir sobre el uso de glifosato en el cultivo de caña, como dijo la ministra?

No es cierto que estamos contaminando el agua con glifosato. Este sector, desde hace muchos años, dejó de usar este compuesto. Nuestro compromiso es producir con ciencia, tecnología e innovación y en equilibrio con todo el medio ambiente.

¿Qué tan sostenible es hoy la industria y qué prácticas adoptan en esa materia?

Hoy nada se desperdicia en este sector: tenemos el mejor modelo de economía circular del sector agrícola. Del jugo de la caña producimos azúcar y bioetanol; del bagazo y el vapor, energía renovable; y de la vinaza, biofertilizantes que fortalecen el suelo y reducen agroquímicos. Llevamos 40 años con control biológico en 100% del área y contamos con prácticas de agricultura de precisión para un mejor uso de los recursos naturales, como el suelo y el agua, pues de ellos depende nuestra sostenibilidad.

¿En términos económicos y de empleos, cuánto mueve la caña en el Valle?

En el Valle del Cauca y su entorno, nuestra agroindustria genera 286.000 empleos directos e indirectos y dinamiza un clúster de más de 100 proveedores. El 95% de nuestros bienes, productos e insumos son comprados a nivel local y nacional, es decir, los recursos se quedan en nuestro país. En términos de impacto económico, aportamos el 0,6% del PIB total nacional y el 2,4% del PIB agrícola nacional.

En las regiones el impacto es muy importante, por ejemplo, en el Valle del Cauca somos el 21,1% del PIB agrícola y 10,2% del PIB industrial, mientras que en el Cauca somos el 10,6% del PIB agrícola y 17,3% del PIB industrial. Somos una agroindustria que dinamiza la economía; según Fedesarrollo, por cada peso invertido en la fase agrícola de nuestro sector, se activan $9,20 en el resto de la economía y si lo vemos desde la fase industrial es de $4,21.

¿El Valle está limitado a la caña o hay diversidad de cultivos en estos momentos?

Hay una alta diversidad. El Valle solo usa 48% de su frontera agrícola; de 784.000 hectáreas aptas para la agricultura, más de 400.000 no se siembran. Y aún así somos el cuarto departamento con más área cultivada en el país, después de Meta, Antioquia y Tolima. En ese sentido, somos de los principales productores en cultivos como naranja, uva, lulo, pepino, macadamia, pimentón, entre otros.
No es por la caña que no se ha aprovechado la frontera agrícola, es porque existen situaciones inviables, para que los agricultores se decidan por otros cultivos, por ejemplo, se necesitan contratos de largo plazo, mercados asegurados, gestión de riesgos compartidos ante la variabilidad climática, asistencia técnica, crédito y financiamiento, investigación y prácticas rentables y sostenibles.

La ministra también plantea que se necesitan más frutales y un uso del suelo que beneficie a comunidades campesinas. ¿Cuál es su respuesta frente a esa propuesta?

Nuestra región tiene aún mucho potencial para la agricultura. Nosotros estamos en cuatro departamentos, Cauca, Valle, Risaralda y Caldas, que tienen una extensión de 6,4 millones de hectáreas, y solo el 4% del total de esa área están sembradas en caña. Si lo medimos según la frontera agrícola de estos departamentos, es apenas el 9%. La caña es un cultivo especializado que ofrece estabilidad y bienestar a los agricultores de esta región, pues contamos con agricultura por contrato, asistencia técnica y gestión de riesgos por variabilidad climática, que hacen atractivo este sector para los cultivadores.

¿Qué porcentaje de tierras de caña son de pequeños y medianos productores y cómo se relacionan con los ingenios?

El 75% de las 239.000 hectáreas sembradas con caña de azúcar en los cuatro departamentos pertenece a cerca de 12.000 familias. Un 32% de los predios en el valle geográfico del río Cauca tiene menos de 10 ha y, en el caso del norte del Cauca, este porcentaje aumenta al 64%. Los productores de caña de azúcar han elegido este cultivo de forma voluntaria porque aquí encuentran contratos estables, asistencia técnica y un mercado asegurado.

¿Sienten un ataque sistemático del Gobierno?

Nuestra invitación es a conocer de cerca a la agroindustria de la caña, un sector que invierte en ciencia, tecnología e innovación para cuidar los recursos naturales y que genera bienestar para miles de familias en nuestra región. Ese es el verdadero rostro de la agroindustria de la caña en Colombia.

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