Comentarios Ferley Henao Ospina

Producción de alimentos garantizada en la Constitución

17 de junio de 2020
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La constitución del 91 consagra que “promoverá la investigación y la transferencia de tecnología para la producción de alimentos y materias primas de origen agropecuario, con el propósito de incrementar la productividad”. Art. 65, Capítulo 2. De los Derechos Sociales, Económicos y Culturales.

Pero, ¿por qué no ha evolucionado el agro colombiano en sintonía con estos preceptos? Sería conveniente llegar al fondo de este asunto porque, en general, el productor del campo sigue cultivando con las técnicas del pasado y cosechando los fracasos que ello implica.

El seguimiento a la productividad es muy efectivo para evaluar los progresos del conocimiento agrícola, es decir, los resultados de la investigación y el impacto de la tecnología aplicada.

Para tener ideas claras del poco avance colombiano en este sentido, obsérvense los siguientes datos proporcionados por FAO sobre maíz, tomate y papa, tres productos que Colombia importa de manera considerable, algunos hasta el 80% de la demanda, aunque pudieran producirse perfectamente aquí generando muchos puestos de trabajo, riqueza y bienestar: Maíz: Mientras Uruguay pasó de 1,6 t/ha en 1992 a 7,6 en 2018, 375%, Colombia de 1,5 t/ha en 1992 a 3,5 en 2018, 133%.

Tomate: Uruguay de 16,5 en 1992 a 78,3 en 2018, 374%, Colombia de 21,4 en 1992 a 47,0 en 2018, 120%.

Papa: Uruguay de 9,2 en 1992 a 20,9 en 2018, 127%, Colombia de 15,6 en 1992 a 22,0 en 2018, 41%. El crecimiento colombiano es apenas la tercera parte del uruguayo en los 3 casos.

¿Esto explicará el repunte de la economía uruguaya y el retroceso de la nuestra?
Esta comparación con Uruguay es una pauta que aplica a otros casos:
La productividad de maíz en países como Chile es de 12,5 t/ha; Estados Unidos 11,9; Colombia 3,5, significa que para obtener 100 toneladas de maíz, Chile solo utiliza 8 hectáreas, Estados Unidos 9 y Colombia 28 (3 veces más).

Impacto Ambiental y en esa misma proporción, Huella Hídrica y carga química.
La misma reflexión con Tomate: Estados Unidos rinde 96,8 t/ha; Canadá 81,4; Brasil 71,9; Colombia 47,0. Para cosechar 100 toneladas de tomate, Estados Unidos solo utiliza 1 hectárea, Canadá 1,2; Brasil 1,4 y Colombia 2,1 (más del doble que Estados Unidos).

Y en Papa, Estados Unidos rinde 49,8 t/ha; Argentina 32,3; Brasil 31,2; Colombia 22,0 menos de la mitad que Estados Unidos, y téngase en cuenta que la papa es una especie andina. Los demás países andinos también perdieron la superioridad en este cultivo: Venezuela 18,8 t/ha; Perú 15,9; Ecuador 12,2 y Bolivia 6,4. ¿Qué les pasó con la papa? Los países andinos no han hecho bien la tarea en ciencia, tecnología e innovación y se dejaron quitar la delantera.

Esta combinación estadística matemática, aplicada a la producción rural, nos conduce por el camino correcto para hallar soluciones a los gravísimos problemas que crecen como espuma en el campo colombiano.

Necesitamos Fincas-Escuela para capacitación en el agro, en las que hagamos, de manera sencilla, práctica y efectiva, exactamente lo que dice la constitución: “…investigación y la transferencia de tecnología, con el propósito de incrementar la productividad”.

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