Comentarios Mayda Verde Jiménez

El largo camino de una dupla inseparable

25 de septiembre de 2019
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Llegar a Colombia, al Cauca, es como llegar a una postal hermosa. Es soñar con la belleza de un paisaje y hacer el sueño realidad. Su diversidad floral y esa geografía abrupta, quebrada, exuberante, nos hacen pensar en tiempos antiguos, cuando el hombre apenas comenzaba a colonizar la Tierra.

Cuando eso sucedía, hace unos 5 a 7 millones de años, las abejas llevaban ya unos 350 millones de años de evolución. De esta convivencia surgió la apicultura. Hoy este no solo es un sector productivo relevante para la economía rural. La humanidad es cada día más dependiente de las abejas melíferas para alcanzar su seguridad alimentaria.

Pese a ello, el hombre ha generado cambios drásticos en los ecosistemas que amenazan a las abejas. La introducción de agroquímicos para el control de plagas vegetales, el monocultivo y los cultivos intensivos, junto al desarrollo de nuevas plagas y enfermedades que las afectan son algunas.
Colombia y su apicultura no están ajenas a todos estos eventos.

Y si bien se suele culpar al uso excesivo, reiterado y descuidado de plaguicidas, problemas de nutrición o el efecto nocivo de algunos parásitos, poco se documenta sobre las brechas sanitarias que condicionan la pérdida de salud en las poblaciones de abejas. Y, menos aún, a aspectos relacionados con malas prácticas apícolas y sanitarias, que estresan y rompen el equilibrio dinámico de la colmena.

El problema no es menor si se toma en cuenta que la muerte masiva de abejas se puede ver y cuantificar, en cambio estas otras son lentas y, a corto o largo plazo, diezman las colonias, comprometen el futuro e impiden producciones eficientes con afectaciones económicas nada despreciables.

Considerando que los riesgos sanitarios aumentan a medida que se intensifica el manejo apícola, el mayor esfuerzo para el desarrollo del sector debe estar dirigido a la capacitación del productor.
Esta es la premisa tras el Proyecto Salud Apícola 2020 LatAm, liderado por la Fundación Fraunhofer Chile Research y dirigido a cuatro países de Latinoamérica: Chile, Colombia, Argentina y Costa Rica.

El proyecto emplea métodos científicos para identificar las causas que pueden estar provocando la pérdida de salud de las familias de abejas. Con los elementos obtenidos por monitoreo de campo se diseñan los contenidos de ocho capacitaciones teórico-prácticas que se imparten a los apicultores involucrados.

De esta forma esperamos generar cambios en la forma de gestionar la salud individual y colectiva de las poblaciones de abejas melíferas, con un enfoque preventivo y una mirada holística. El propósito apunta a disminuir el riesgo de enfermedad y, en consecuencia, mejorar la productividad y la calidad de los productos apícolas acorde con los estándares internacionales.

En Colombia —teniendo como contraparte a la Corporación Universitaria Comfacauca en Popayán— entre 2018 y 2019 se monitorearon cuatro zonas geográficas del Cauca, abarcando 385 colmenas propiedad de 77 apicultores. A las capacitaciones posteriores asistieron 117 apicultores.
Ellos son la semilla de un proyecto que puede germinar y extenderse a la actividad apícola de todo el Cauca y aún más allá.

Los resultados preliminares del monitoreo, sumado a información obtenida durante el intercambio con los apicultores revelan que el camino para lograr una apicultura moderna, con colmenas sanas y manejadas en sistemas productivos sostenibles es largo y complejo. Pero posible.
Alcanzar esta meta dependerá de los apicultores y, en especial, de políticas públicas y regulaciones que protejan a la dupla inseparable del apicultor y las abejas.

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