Ganadería

Aprenda cómo identificar de manera temprana la tuberculosis bovina en su ganado

Los signos clínicos más habituales, entendiendo que varían según la tasa de progresión, son debilidad, pérdida de apetito y peso
Por:
Valentina Sánchez Forero
11 de octubre de 2023
Vaca en bebedero
Bloomberg

Una de las enfermedades con alta importancia en la ganadería es la tuberculosis bovina. Su carácter zoonótico, que se transmite de los animales al ser humano, la hacen una afección de control oficial y declaración obligatoria ante las autoridades sanitarias.

Según el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, “es una enfermedad infectocontagiosa de curso crónico, producida por bacterias del género Mycobacterium, específicamente la especie bovis, estas especies guardan una estrecha relación como las bacterias causantes de la tuberculosis humana y aviar”.

Al igual que la brucelosis y rabia, la tuberculosis bovina posee alto riesgo para la salud ocupacional. Esta es una enfermedad bacteriana crónica que posee larga duración y, generalmente, cuenta con una evolución lenta.

Tal como lo expone la Organización Mundial de Sanidad Animal, Omsa, “el ganado es considerado como el principal reservorio de M. bovis y constituye la primera fuente de infección para los seres humanos. No obstante, la enfermedad se ha notificado en muchos otros animales domesticados y no domesticados”.

Dentro de los signos clínicos más habituales, entendiendo que varían según la tasa de progresión, se pueden encontrar debilidad, pérdida de apetito y peso, neumonía, diarrea, fiebre fluctuante, disnea, y ganglios linfáticos prominentes.

De acuerdo con Ricardo Arenas, responsable de cadenas, asistencia técnica y extensión de Fedegan, en su Manual Práctico Ganadero, “la principal fuente de transmisión es un animal infectado, el cual transmite la enfermedad a otros bovinos, al hombre y a otras especies de mamíferos a través de secreciones respiratorias, las heces o por la leche. Esto por contacto directo o por ingestión de leche cruda, agua o alimentos contaminados”.

Según Arenas, en los hatos bovinos la infección se da habitualmente por la inhalación de goticulas contaminadas que un animal enfermo expulsa al extornudar, o sencilalmente, por infección de agua de bebedero. En los terneros, son proclives a contagiarse al consumir calostros o leche de una vaca enferma.

La tuberculosis bovina es un riesgo de salud pública. “Por sus medios de contagio es una enfermedad de riesgo profesional para trabajadores rurales, ganaderos, médicos veterinarios, operarios de la industria frigorífica e incluso para los carniceros”, precisó Arenas.

Al ser una enfermedad de control oficial, el ICA, como autoridad sanitaria, diseñó el Programa Nacional de Prevención, Control y Erradicación de la Tuberculosis Bovina, cuyo objetivo es minimizar los riesgos para la sanidad animal, la salud pública, la inocuidad y la calidad de la producción primaria nacional.

Como medidas preventivas se destacan el Plan de Promoción y Prevención de la Salud Animal, la autorización sanitaria y de inocuidad, la certificación de predios libres, y la certificación en buenas prácticas ganaderas. “Los predios que cuenten con dos pruebas negativas a la prueba de tuberculina con un intervalo cuatro meses, se reconocerán como libre de Tuberculosis bovina”, expone el instituto.

“La prevención y el control son responsabilidad de todos. El consumo seguro de leche, evitando los alimentos crudos, es la mejor protección contra esta enfermedad. Trabajar en equipo con las entidades sanitarias encargadas es la opción más eficaz para vencer y tener un hato libre de tuberculosis”, concluyó Arenas.

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