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Conozca cómo va la investigación y prevención de la enfermedad de las vacas locas

La Encefalopatía Espongiforme Bovina, EEB, conocida como la enfermedad de la vaca loca, continúa siendo un desafío para la industria ganadera
Por:
Juan Sebastián Tinoco Acosta
04 de marzo de 2024
Vacas locas AN
Colprensa

Clasificada dentro del grupo de Encefalopatías Espongiformes Transmisibles, Eets, la EEB ha sido objeto de investigaciones en su epidemiología, transmisión y agentes etiológicos.

Información suministrada por el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA

Desde su primer diagnóstico en Inglaterra en 1986, la EEB ha cobrado más de 190.229 casos en todo el mundo, con el Reino Unido liderando las estadísticas con 184.508 casos, seguido por otros países de Europa, Japón, Israel y América del Norte, incluyendo Canadá y Estados Unidos.

El agente causal de la EEB es un prion, PRP, una partícula proteica infecciosa carente de ácido nucleico, que transforma la proteína celular normal, Prpc, en una isoforma anormal, Prpsc, resistente a la degradación enzimática. Esta proteína anormal se acumula en el Sistema Nervioso Central, SNC, causando cambios espongiformes característicos de la enfermedad.

La principal vía de transmisión de la EEB es la ingestión de alimentos contaminados con harinas de carne y hueso que contienen el prion anormal. Con un período de incubación de 4 a 6 años, la enfermedad puede afectar a vacas adultas de cualquier raza o sexo, aunque se observa con mayor frecuencia en vacas lecheras entre los 4 y 6 años de edad.

Investigaciones sugieren que la EEB puede haber surgido de una mutación del prion bovino o a través de la transmisión del agente del Scrapie de ovejas a vacas, principalmente debido a prácticas alimentarias modificadas en el Reino Unido a principios de 1981.

La asociación de la EEB con la variante de Creutzfeldt-Jakob, Vcjd, en humanos en 1996 ha intensificado la necesidad de medidas más estrictas de seguridad e inocuidad alimentaria. La ingesta de menos de 1 gramo de tejido cerebral infectado es suficiente para desencadenar la enfermedad en bovinos.

Para combatir la propagación de la EEB, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, FDA, ha implementado regulaciones, prohibiendo el uso de partes de alto riesgo en la producción de alimentos para animales desde 1997. Además, la colaboración con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, Usda, ha fortalecido los controles fronterizos y la vigilancia en la cadena alimentaria.

A pesar de los avances en la prevención y detección de la EEB, la investigación continua siendo fundamental para comprender mejor la enfermedad y desarrollar estrategias efectivas de control. La detección temprana y la implementación de medidas preventivas son clave para proteger tanto la industria ganadera como la salud pública de los riesgos asociados con la enfermedad de las vacas locas.

Según Food and Drug Administration

Los síntomas de la EEB en las vacas son notorios por su gravedad. La falta de coordinación, la agitación nerviosa y la violencia inusual son signos distintivos de esta enfermedad. Una vez que los síntomas se manifiestan, la progresión es rápida y la muerte es inminente, generalmente entre dos semanas y seis meses.

Detectar la presencia de la EEB en las vacas sigue siendo un desafío significativo. Sin embargo, los científicos han desarrollado métodos avanzados que implican el examen del tejido cerebral bajo un microscopio, revelando la distintiva apariencia esponjosa que caracteriza la enfermedad. Además, los kits de prueba han demostrado ser una herramienta para detectar la presencia del prión anormal en el cerebro de las vacas.

La vía de transmisión de la EEB es conocida: la ingestión de alimentos contaminados con partes de animales infectados. Es importante destacar que las personas también están en riesgo de contraer una variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, Vcjd, al consumir productos de animales infectados, aunque la probabilidad es baja y la enfermedad no es contagiosa entre humanos.

En respuesta a esta amenaza para la salud pública, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, FDA, ha implementado medidas para salvaguardar la seguridad alimentaria. Desde 1997, la FDA ha prohibido el uso de ciertas partes de animales en la producción de alimentos para el ganado, reduciendo así el riesgo de contaminación por el prión anormal.

Además, la colaboración con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, Usda, ha fortalecido la vigilancia y los controles fronterizos para prevenir la introducción de animales y productos de alto riesgo en los Estados Unidos.

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